Presentación formal de queja

Bien, vengo a exponer mi defensa.

En primer lugar, la regla del límite de palabras afecta a quienes replican, no a quienes exponen. El mismo criterio estoy utilizando en el resto de sesiones porque, por lo que veo, no hace falta poner un límite a quien expone.
Respecto a ese mismo punto, cuando el señor Alarcón se pasó, en su momento, de las palabras límite no se le llamó al orden. No se hizo una llamada al orden, sino que se le indicó que fuese terminando. Consideré que ello era mejor que hacer lo que estoy autorizado a hacer, que es: contar 800 palabras y todo lo que venga después editarlo, borrarlo y cortar la intervención con Posada. Pero no lo hice. Y no lo hice porque mi política está siendo muy de manga ancha con respecto a este tipo de cosas.
Es decir, que creo que estoy siendo muy generoso con todo el mundo. En otras situaciones también, como por ejemplo un debate en el que os pusisteis a debatir grupos parlamentarios entre vosotros, cosa que no se puede hacer (sólo se debate el grupo opositor con el grupo que presenta la propuesta, y no dos grupos que no presentan la propuesta ninguno de los dos hablando entre ellos)

Lo mismo tengo que decir en cuanto al tiempo. Estoy admitiendo intervenciones de todos los partidos, de todos, fuera de plazo, dando márgenes suficientes en muchísimas ocasiones. Una amplitud de la que habéis disfrutado todos. Y lo hago porque si por cualquier razón no cierro el debate en su momento (me paso unas horas o incluso algún día) prefiero, en beneficio del juego, no borrar esos mensajes.
Ello se hace por razones de jugabilidad, flexibilidad, y porque es absurdo ser excesivamente puntillosos para mirar el segundo en todos los debates.
Por otra parte, en toda la vida del simulador, la Mesa del Congreso y de todos los parlamentos autonómicos ha sido quien han decidido los tiempos de un modo más o menos libre, y yo creo que en mi caso estoy siendo el más garantista de todos aquellos que han ocupado mi posición.

Por último, creo que es un insulto que se diga que lo he hecho a mala fe. A mala fe habría sido que yo publicase y al segundo cerrase el debate. Pero no lo hice: dejé tres horas más.

Por lo tanto, creo que estoy siendo indulgente con todo el mundo, absolutamente con todo el mundo. Por lo que no admito ahora que se me vengan con estas tonterías.