Nota de Su Excelencia Reverendísima el Arzobispo de Sevilla sobre la maternidad subrogada

Yo, por la gracia de Dios Obispo de la Iglesia católica, me veo moralmente obligado y por mi ministerio conminado a realizar algunas aclaraciones sobre el tema:
La postura que muestra la iglesia ante la maternidad subrogada es de sobra conocida: se opone rotundamente. Pero, ¿por qué? Son varias las razones que da la iglesia católica en contra de la subrogación. Las explicamos detalladamente a continuación.
-Respeto a la dignidad humana
La Iglesia siente una enorme preocupación por las mujeres y hombres que sufren problemas de esterilidad e infertilidad, sin embargo, admite que el fin no justifica los medios. Para la iglesia, la intención excelente de dar la vida a un hijo no confiere el derecho al mismo, lo cual permitiría a los padres reivindicar cualquier medio para conseguir el derecho al niño.
-La reproducción es cosa de dos
Las diferentes posibilidades que ofrece la maternidad subrogada no encajan con la idea que la Iglesia tiene de la reproducción. El procedimiento de la subrogación divide la paternidad en las siguientes ramas:
La madre que proporciona la genética, es decir, el óvulo.
La madre a la que se le transfiere el embrión y que portará el embarazo.
Las madres y/o padres (en caso de parejas homosexuales o de persona soltera) que va a criar al bebé tras el nacimiento.
La Iglesia únicamente concibe la reproducción entre dos personas de sexo opuesto; es decir, solo entiende de un padre y una madre por cada recién nacido.
-Instrumentalización del cuerpo humano
Para la Iglesia, la madre gestante actúa como un simple instrumento de producción de vida. Afirma que, tras el contrato de subrogación, el útero de la mujer que porta el embarazo está disposición de los “futuros padres” a cambio de una compensación económica, como si éstos compraran un horno para poder hacer un pastel, sólo que en este caso el pastel es una vida humana y una vez hecho se devuelve a la tienda. ¿Se está admitiendo con ello que la mujer portadora se somete a la mercantilización de su cuerpo? ¿No va esto en contra de la dignidad humana?
En este aspecto la Iglesia se plantea lo siguiente: ¿qué responsabilidad tiene la madre gestante en caso de anomalías o malformación del bebé causadas por enfermedad o mal comportamiento de la misma durante el embarazo?
Por otra parte, ¿debe el contrato contemplar un periodo de abstinencia de relaciones conyugales de la mujer gestante durante la implantación del embrión? ¿Acaso esta cláusula del contrato no es incompatible con las obligaciones del matrimonio? ¿no atenta contra la libertad y el respeto a la vida privada de la mujer que porta el embarazo?
Con esta práctica, ¿Se admite por tanto, que la mujer portadora se somete a la comercialización de su cuerpo?
Por otra parte, se admite la cosificación del hijo. El hecho de renunciar a un hijo y cederlo a cambio de una compensación económica lo transforma en una cosa disponible y de la que se puede uno apropiar y no lo contempla como persona, totalmente indisponible. Las personas no tienen precio, tienen dignidad.
-Destrucción de la relación madre-hijo
El vínculo creado durante el embarazo entre el bebé y la madre que lo porta queda roto en el momento en que se produce la separación de ambos. La práctica de la gestación subrogada resta importancia a la relación materno-fetal, siendo esta muy importante en la formación de la personalidad tanto del hijo como de la madre.
-No es un tipo de adopción
La iglesia entiende la adopción como un gesto de humildad y solidaridad ante un niño que ya existía y que desafortunadamente no tiene padres. La adopción no da el origen al niño, no provoca su creación, como en el caso de la maternidad subrogada. El niño no está creado por deseo de los padres, sino que es recibido de sus padres que ya no están.
Por tanto hago un llamamiento a los legisladores para que reflexionen y recapaciten sobre este hecho.

«La gracia del Señor Jesucristo esté con vuestro espíritu» (Flm 25). De corazón os imparto mi Bendición Apostólica.

✠Felipe Rodriguez Mendoza
Arzobispo de Sevilla

Ana Pastor, Ministra de Sanidad

Señora Ministra Pastor,

Monseñor Rodríguez habla sobre la maternidad subrogada, término que se refiere a la cesión del vientre de una mujer para la obtención de descendencia, a cambio de bienes o dinero. Algo bien distinto son las Técnicas de Reproducción Asistida las cuales son legales y están reguladas en España, a diferencia de la maternidad subrogada que se encuentra ilegalizada.

Los miembros de Ciudadanos también defendemos, al igual que la Iglesia Católica, que la maternidad subrogada siga siendo ilegal pues atenta directamente contra el derecho constitucional de integridad física e indirectamente contra derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen, y contra numerosos Derechos Humanos y tratados internacionales ratificados por España.

Aún así, MonSeñor Rodríguez le invito a que la próxima vez haga críticas más constructivas y basadas en el método científico y no en el deseo de establecer más dogmas moralistas.