DIARIO 16: "La barrera electoral catalana causa divergencia en el Gobierno"

El Presidente del Gobierno, preguntado al respecto

Afortunadamente los tiempos en los que los miembros del Gobierno tenían una única opinión siempre conjunta e inmutable han pasado. Lo alarmante sería que todos pensáramos igual en todos los asuntos. Se trata de una divergencia que enriquece nuestra visión sobre los problemas que atañen al país que en absoluto supone diferencias en los principios fundamentales sobre los que sustentamos nuestra acción de Gobierno.

Fabián de la Torre escribió:El Presidente del Gobierno, preguntado al respecto

Afortunadamente los tiempos en los que los miembros del Gobierno tenían una única opinión siempre conjunta e inmutable han pasado. Lo alarmante sería que todos pensáramos igual en todos los asuntos. Se trata de una divergencia que enriquece nuestra visión sobre los problemas que atañen al país que en absoluto supone diferencias en los principios fundamentales sobre los que sustentamos nuestra acción de Gobierno.

Totalmente de acuerdo cons sus palabras

Albert Bosch

La manipulación de este periódico es cada día más preocupante.

Gracias a Dios, este Gobierno no impone opiniones a sus miembros. Esos tiempos ya pasaron.

Obviamente, no creo que sea un desencuentro sino un corolario de opiniones complementarias. El Sr. Vicepresidente Primero opina que es una medida que da estabilidad y yo, sin desmerecer la opinión de mi compañero añado, que, aparte de producir esos efectos, creo que hay otros que son negativos para el desarrollo democrático de un país. Tampoco hay que buscar "los tres pies al gato", creo yo, señores de Diario 16.

Siempre es buena que existan divergencias. Divergencias, por otra parte, esperadas dado el proyecto de ley, equiparable a un dibujo de preescolar, que se ha presentado en Parlament.

Gracias por sus palabras, señor De Arteaga.

Pero vea, mientras el significado de "legal" está claramente delimitado, el de "legítimo" puede referirse tanto al "ajuste a la legalidad" como al "ajuste a la justicia". Y no justicia como medio de aplicación de la Ley, sino como medio de valoración de la bondad de las acciones.

Por tanto, desde esa perspectiva, que se refiere a la segunda acepción de "legítimo" que hace la RAE, la editorial de DIARIO 16 cobra todo su sentido.

Recuerde que, por muy democracia que sea nuestro sistema, hay unos filtros: barrera electoral, disciplina de partido, toma en consideración de la propuesta, capacidad de veto... todos estos elementos hacen que la voluntad del Pueblo tienda a diluirse en algunos asuntos en favor de la voluntad de los representantes. Y eso hace que en algunas ocasiones lo legal pueda no ser legítimo.

Por supuesto, nuestro deseo es que la Ley nazca de la legitimidad. Eso sería la esencia pura de la democracia.

Y no obstante, señora San José, los representantes son elegidos por los representados en un ámbito de bastante competencia entre opciones políticas y con una frecuencia considerable, al menos según considero, adecuada. Los representantes surgen de la voluntad de la gente, aun pudiendo perfeccionar el sistema en este sentido.

El primer filtro con el que se halla toda democracia es la propia constitución de las instituciones. Desde el momento en que se considera que una población es excesivamente elevada o está considerablemente dispersa como para hacer viable la toma de decisiones a través de asambleas, la cantidad de individuos que día a día debaten, votan y dirigen los asuntos de Estado (o del nivel que le corresponda) desciende de forma drástica. Ese es el primer filtro de la democracia absoluta.

A partir de ahí, como usted bien señala, nuestro sistema contiene una serie de filtros para hacer más practicable la democracia, es cierto. Ello no quiere decir que el sistema sea menos legítimo, porque sigue siendo una democracia, y como democracia que es el sistema mismo es fuente de legitimación, y sus resultados siguen siendo legítimos a todos los efectos y consideraciones. Más allá, eso sí, como ya he dicho, de que el procedimiento puede completarse con procedimientos complementarios. Si estos procedimientos no se realizan, el resultado mantiene su absoluta legitimidad; mas si se llevan a cabo, siempre, en fin, es positivo: más vale que sobre, más vale animar a la gente a participar cotidianamente en los asuntos públicos que nos afectan a todos. Los resultados de los procesos democráticos tienen toda la legitimidad, precisamente porque provienen de procesos democráticos. Retomando, así, la idea ya mencionada de legitimidad y legalidad como elementos indisociables en democracia (y resalto en ‘en democracia’, de ahí que sean conceptos distintos), por tanto, insisto en la necesidad de ser quisquilloso en este sentido.

Por cierto, el término ‘justicia’ es bastante más abstracto que el de ‘legitimidad’.