Comunicado de Pasqual Prim

Pasqual, mi buen amigo.

Citando la ya típica frase cinematográfica, cuando leas eso yo ya estaré muerto.

Ya hace tiempo que estoy viejo, me tiemblan las manos, me cuesta hablar y no leo si no es con gafas. Noto que la vida me llega a su fin. Es por eso que es posible que ese texto esté mal escrito, y pido perdón, a ti, Pasqual, por tener que leerlo, y a vosotros, oyentes, por tener que escucharlo. [Pasqual Prim empieza a aguantar las lágrimas y a hablar con la voz quebrada, lo hará durante toda la lectura]

Es por eso que redacté un testamento, donde resumiendo pido básicamente tres cosas.

La primera es la distribución de mis bienes. Todo el dinero que tenía guardado en el extrangero, que no llega a los seis mil francos, y mi casa en Perpinyà, quedan bajo el amparo de mi mujer, Carla, y de mis dos hijos, Paul y Françoise. Hijos míos, Clara, os quiero.

Todos mis bienes privados nacionales y la cantidad de 2.1 millones de pesetas pasarán en manos de la Generalitat de Catalunya, exceptuando mi piso que se pone a disposición del Partido así como también la suma de 1.32 millones de pesetas que acomulé durante mi vida.

Dejando el tema del dinero debo hablar también del PSUC. Hemos pasado muchos buenos ratos juntos en la calle Nicaragua, número 75. Cuantas veces no nos hemos quedado hasta las tantas de la mañana, conversando, dejando verde a nuestro amigo Prim por que está en Madrid haciendo de burócrata (es una broma, burocráta madrileño...) [Prim sonrie, aguantando aún las lágrimas], o dibujando y pensando carteles para la campaña. Cuantas veces hemos charlado y charlado hasta que Marat tenía que irse siempre a "saludar a mi mujer para que me vea de vez en cuando"...

A vosotros, mis buenos amigos, os dejo el futuro. Os lego todo aquello que pasará, y espero que sigais sin mi juntos como lo hemos estado. Os lego todo aquello que está aun por venir y que tendreis que afrontar. Lamento muchísimo perderme todo lo que nos falta por ver, pero es por causas mayores...

Y os lego, como ya he dicho, mi apartamento, además del futuro. Pero mi cuerpo muere, pero no mi espíritu y mis ganas por imponer mis ideas, ni que sea desde el más allá. Y es por eso que convoco el tercer congreso nacional del PSUC, que se celebrará el día 6 de diciembre, fiesta nacional por la aprovación de nuestra amada constitución.

Mi última voluntad es que pido a todos los ciudadanos catalanes que me perdonen por si de alguna manera he perjudicado sus vidas creando un impuesto a los más ricos, provocando su éxodo masivo como huyen las cucarachas cuando se fumiga.

Lamento que hayan podido perder sus empleos, o su vida digna, pero no creíamos que podríamos perjudicar de esa manera a nuestra nación, no creíamos que podríamos provocar ese aumento del paro y os pido perdón.

Y aquí finaliza mi comunicado. Lo siento mucho.

Ciutadans de Catalunya... ya no estoy aquí.