[DNI publica, nuevo comunicado de la Asamblea Revolucionaria]: IRAULTZA! (rebolución!)

MANIFIESTO DE LA ASAMBLEA REVOLUCIONARIA
DE LA NACIÓN NABARRA, DIRIGIDO A SUS
COMPATRIOTAS Y A TODAS LAS NACIONES

Al levantarnos armados contra la opresión del tiránico gobierno español, siguiendo la costumbre establecida en todos los países civilizados, manifestamos al mundo las causas que nos han obligado a dar este paso, que en demanda de mayores bienes, siempre produce trastornos inevitables, y los principios que queremos cimentar sobre las ruinas de lo presente para felicidad del porvenir.

Nadie ignora que España gobierna la nación de Nabarra con un brazo de hierro ensangrentado; no sólo no la deja seguridad en sus propiedades, arrogándose la facultad de seleccionar presidentes a su mero antojo mas allá del parecer Nabarro, sino que teniéndola privada de toda libertad o acción política, civil y religiosa, sus desgraciados hijos se ven expulsados de su suelo a remotos climas o ejecutados sin forma de proceso, por procesos lejanos a nuestros territorios, a nuestros valores, nuestra historia y respetuosos con el pueblo.
La plaga infinita de diputados hambrientos que desde España se nos inunda, nos devora el producto que de nuestros hermanos y de nuestro esfuerzo sacamos; al amparo de la despótica autoridad que el gobierno español pone en sus manos y priva a nuestros mejores compatriotas de los empleos públicos, o el propio derecho a unas instituciones democráticas que requiere un buen gobierno.
El arte de conocer cómo se dirigen los destinos de una nación habría que recordarselo hoy a los exiliados españoles que antes ondeaban sus banderas; porque abrumado el sistema restrictivo de enseñanza que nos adoptan muestran como desde España anhelan que seamos tan ignorantes que no conozcamos nuestros verdaderos símbolos, y que si los conocemos no podemos reclamar su observancia en ningún terreno.

Amada y considerada esta nación por todas las naciones que la rodean, que ninguna es enemiga suya, no necesita de un ejército ni de una marina permanente, que agote con sus enormes gastos hasta las fuentes de la riqueza pública y privada; sin embargo, España nos impone en nuestro territorio una fuerza armada que no lleva otro objeto que hacernos doblar el cuello al yugo férreo que nos degrada, como vemos en los nuevos presupuestos presentados, los gastos no socializan en aras de una mejora del pueblo, si no de los mangantes y terneros de poder, lujuriosos de mantener el control sobre nuestras raíces y pueblos, sometiendo nuestro sudor a su bolsillo.
Así pues, los nabarros no pueden hablar, no pueden escribir, no pueden siquiera pensar y recibir con agasajo a los huéspedes que sus hermanos de otros puntos les envían. Innumerables han sido las veces que España ha ofrecido respetarle sus derechos; pero hasta ahora no ha visto el cumplimiento de su palabra, a menos que por tal no se tenga la mofa de asomarle un vestigio de representación, para disimular el impuesto único en el nombre y tan crecido que arruina nuestras propiedades al abrigo de todas las demás cargas que le acompañan, como han intentado hacernos ver con la pantomima de ésta representación democrática.

Viéndonos expuestos a perder nuestras haciendas, nuestras vidas y hasta nuestras honras, me obliga a exponer esas misma adoradas prendas, para reconquistar nuestros derechos de hombres, ya que no podamos con la fuerza de la palabra en la discusión, con la fuerza de nuestros brazos en los campos de batalla.

Cuando un pueblo llega al extremo de degradación y miseria en que nosotros nos vemos, nadie puede reprobarle que eche mano a las armas para salir de un estado tan lleno de oprobio. El ejemplo de las más grandes naciones autoriza ese último recurso. La gran nación Nabarra no puede estar privada de los derechos que gozan otros pueblos, y no puede consentir que se diga que no sabe más que sufrir, A los demás pueblos civilizados toca interponer su influencia para sacar de las garras de un bárbaro opresor a un pueblo inocente, ilustrado, sensible y generoso. A eñlos apelamos y al Dios de nuestra conciencia, con la mano puesta sobre el corazón. No nos extravian rencores, no nos halagan ambiciones, sólo queremos ser libres e iguales, como hizo el Creador a todos los hombres.

Creemos que todas las personas somos iguales, amamos la tolerancia, el orden y la justicia en todas las materias; respetamos las vidas y propiedades de todos los ciudadanos pacíficos, aunque sean los mismos españoles, residentes en este territorio; admiramos el sufragio universal que asegura la soberanía del pueblo; deseamos la emancipación gradual y bajo indemnización, de la esclavitud, el libre cambio con las naciones amigas que usen de reciprocidad, la representación nacional para decretar las leyes e impuestos, y, en general, demandamos la religiosa observancia de los derechos imprescriptibles del hombre, constituyéndonos en nación independiente, porque así cumple a la grandeza de nuestros futuros destinos, y porque estamos seguros de que bajo el cetro de España nunca gozaremos del "Franco" ejercicio de nuestros derechos.

¿Qué pueblo civilizado no reprobará la conducta de España que se horrorizará a la simple consideración de que para pisotear estos dos derechos de Nabarra, a cada momento tiene que derramar la sangre de sus más valientes hijo? No, ya Nabarra no puede seguir perteneciendo a un estado que como Caín mata a sus consanguíneos, olvida a sus pueblos, calla a sus hombres y mujeres. En consecuencia, hemos acordado unánimemente nombrar un jefe único que dirija las operaciones con plenitud de facultades, y bajo su responsabilidad, autorizado especialmente para nombrar un segundo y los demás subalternos que necesite en todos los ramos de administración mientras dure el estado de guerra, que conocido como lo está el carácter de los gobernantes españoles, forzosamente ha de seguirse a la proclamación de la libertad de Nabarra. También hemos nombrado una Comisión gubernativa de cinco miembros para auxiliar al General en Jefe en la parte política, civil y demás ramos de que se ocupa un país bien reglamentado. Asimismo decretamos que desde este momento quedan abolidos todos los derechos, impuestos, contribuciones y otras exacciones que hasta ahora ha cobrado el gobierno de España, así como un llamamiento a la ciudadanía por unirse a la noble causa de la repatriación de nuestras tierras y trabajos, mediante la acción militar o la insurrección política.

De tal modo, declaramos que todos los servicios prestados a la patria serán debidamente remunerados; que en los negocios, en general, se observe la legislación vigente interpretada en sentido liberal, hasta que otra cosa se determine, y por último, que todas las disposiciones adoptadas sean puramente transitorias, mientras que la nación ya libre de sus enemigos y más ampliamente representada, se constituya en el modo y forma que juzgue más acertado.

Baztán, 1 de Diciembre de 1980. El general en jefe, Carlos Virgen Tudela.

Serafín Arista y Juan José Iruze, Iniciadores y Primeros Mártires de la Revolución Nabarra.

Inmediatamente tras conocer los hechos el Edificio de la Audiencia Provincial de Pamplona comienza a ser desalojada, entre ellos sus archivos y expedientes, y los magistrados ponen sus vidas a salvo. Se actúa de la misma forma en el resto de sedes judiciales de Navarra.

Luis Aliaga, a la salida del Congreso de los Diputados

Si se les ocurre antentar contra la democracia y la libertad tendrán enfrente, como cabe esperar, la unidad del Gobierno con aquellas fuerzas democráticas que defiendan el Estado de Derecho.

Jose Iriarte Cantidad de envíos : 858 Fecha de inscripción : 03/01/2013

(Estaba Iriarte comiendo en una taberna de las afueras de Bilbao, cuando un avance informativo le interrumpe. Al ver el comunicado de Union Navarra, se queda con la boca abierta).

-No puede ser... Nos hemos vuelto todos locos?

Enrique Rodriguez Cantidad de envíos : 1475 Fecha de inscripción : 26/10/2012

Esto es un ataque contra la democracia y contra el pueblo navarro.

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