Carlos Prim de la Cierva

Carlos Prim de la Cierva (Pamplona, 4 de noviembre de 1940 - 26 de julio de 1982), fue un importante político, ingeniero, profesor y militar español. Destacó como ingeniero y profesor en sus investigaciones en el campo de la ingeniería mecánica y energética; como militar por sus condecoraciones y grandes méritos propios durante el conflicto del Sáhara y su restante carrera militar; y como político por su afiliación al Partido Demócrata Popular (PDP) y a la posterior fusión que éste realizó con el Partido Liberal Demócrata en el nuevo Partido Popular (PP), ejerciendo en el mismo una defensa de la unidad, prosperidad y democracia de España y la indiscutible identidad española y foral de Navarra.


INFANCIA Y JUVENTUD

Carlos Prim nació el 4 de noviembre de 1940 en Pamplona. Es hijo de Javier Prim, teniente general del ejército de tierra, ya retirado; y de Ana de la Cierva, filóloga hispánica, con los que convivió junto a sus tres hermanos: María (1944), Isabel (1949) y José (1952). Los primeros años de vida del joven Carlos Prim se caracterizaron por pasarla en distintas ciudades debido a los cambios de destino de su padre, los cuales, hicieron a la familia vivir primero en Pamplona, entre 1939 (año en que sus padres contraen matrimonio) y 1944; acto seguido en Valladolid, hasta 1948; luego en Toledo, hasta 1952; posteriormente en Barcelona, hasta 1957; y por último en Madrid, donde la familia ya se asentó definitivamente.

En el año 1957 comienza su andadura por la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales (ETSII) de Madrid. Tras superar satisfactoriamente los dos cursos iniciales: el Selectivo y el de Iniciación, ambos de un año cada uno, accede a los estudios superiores de Ingeniero industrial. En 1964 y tras 5 años de carrera, termina obteniendo el preciado título con una calificación de sobresaliente.


CARRERA MILITAR

Una vez graduado, se le insta a cumplir con el servicio militar obligatorio, para el cual, animado por su padre, opta por ingresar en la Academia General Militar (AGM) de Zaragoza, donde su condición de ingeniero industrial le permitió salir como alférez del ejército de tierra en tan sólo un año de instrucción. Después de su graduación en la AGM en 1965, decide continuar con su carrera militar dentro del cuerpo de ingenieros, en el Cuartel general del Ejército de tierra, en Madrid (previa concesión del destino), donde aprovecha para realizar sus estudios de doctorado compaginándolos con la vida militar.

En 1966 asciende automáticamente a teniente, y en 1968 obtiene el doctorado con la calificación “cum laude”, tras el cual, comienza a dar clases en la propia ETSII como profesor a tiempo parcial. Es aquí donde comienza su carrera como profesional de la enseñanza, donde no sólo adquiere fama debido a su docencia, sino también por sus investigaciones, centradas en el campo de la ingeniería mecánica, y orientadas a la optimización del rendimiento mecánico y energético de todo tipo de máquinas y vehículos, especialmente a aquellos de carácter militar. Todas esas investigaciones fueron plasmadas en diversos artículos de revistas de carácter científico. También escribió varios libros de docencia sobre las asignaturas que impartió.

En 1969 de nuevo la promoción automática le asciende a capitán, ascenso que hace trasladarse a La Coruña. Allí cambiará las aulas de la ETSII por las de un colegio público de la citada ciudad. En 1974 vuelve a ascender automáticamente a comandante, viéndose forzado a mudarse a Melilla por el cambio de destino y a la escasez de ingenieros militares en el continente africano. En esta ocasión, Prim dejará de ejercer su labor docente. En noviembre de 1975, el conflicto del Sáhara español cambia el rumbo de su carrera militar. La marcha verde organizada por el rey de Marruecos hace urgente la presencia de militares especialistas en cuestiones de táctica y logística en la zona del Sáhara; obligan así al comandante Prim a trasladarse rápidamente a la zona mientras dure el conflicto. Su gerencia allí fue sorprendente para muchos de sus superiores; aplicando muchos de sus conocimientos teóricos, optimizó el consumo de combustible (tan escaso en aquella zona y en aquellos años) de diversas máquinas y vehículos. Así mismo, ingenió un dispositivo de organización, cuidado y alimentación de la población que minimizaría las víctimas civiles en caso de conflicto armado y que supuso una mayor eficiencia militar. Tras el fin del conflicto político, y a pesar de la cesión del Sáhara a Marruecos,  las hazañas logísticas y tácticas de Prim le hicieron valedor del ascenso a teniente coronel y de la Cruz al mérito militar, siendo atendido por el mismísimo Jefe del Estado, el general Francisco Franco.

A finales de ese mismo año, el nuevo ascenso le hace cambiar nuevamente de destino: Bilbao. El ya teniente coronel Prim proseguirá con su carrera militar y dará clases en la universidad de la capital vizcaína. Su rigor en su trabajo, sus múltiples éxitos tecnológicos frente a la banda terrorista ETA (entre los que se cuentan diversas operaciones exitosas contra la banda e interceptación de sus comunicaciones), así como la invención de un nuevo y más efectivo sistema de transmisión en los motores de los tanques le hicieron coronel antes de tiempo, a principios de 1978. Prim se traslada finalmente a Madrid, donde vuelve a dar clase en la ETSII, que ahora forma parte de la Universidad Politécnica de Madrid, prosiguiendo allí con sus investigaciones.


CARRERA POLÍTICA

A finales de ese mismo año, 1978, y a pesar de su prometedora carrera como militar, decide aparcar ésta temporalmente para ser profesor a jornada completa y dedicarse al mismo tiempo al mundo de la política, uno de sus grandes intereses. Termina ingresando como miembro del Partido Demócrata Popular (PDP), siendo presidente del mismo el señor Jorge J. Churchill, quien le nombra al poco tiempo jefe del Gabinete del Consejo Ejecutivo Nacional del Partido. Su trabajo y tesón dentro de la formación política pronto le hacen adquirir fama y surgir con gran fuerza dentro del mundo de la política. Su postura sosegada pero fuerte hace ganarse el respeto tanto de aliados como contrincantes políticos, siendo visto como el gran azote del gobierno.

En mayo de 1979 funda el Partido Demócrata de Navarra (PDNavarra), filial del PDP en la que será la Comunidad foral de Navarra, de la que sale elegido presidente y a la que da gran actividad por toda la región, mostrándose una opción que irrumpe con fuerza en el panorama político navarro, promulgando las ideas de identidad y esencia navarras y de progreso económico y social. Bajo esta marca, Prim se presenta a las primeras elecciones autonómicas de Navarra, saliendo como tercera fuerza política en la comunidad foral, con 16 escaños de los 70 que posee el parlamento navarro. Pese a su aparente situación de inferioridad para gobernar, llega a un acuerdo con la primera fuerza política, el Partido Liberal Demócrata para hacer un gobierno mixto entre ambas fuerzas, fruto de un proyecto común para la comunidad navarra. Gobierno que termina siendo liderado por el propio Prim, contra todo pronóstico, con el apoyo de la mayoría absoluta de la cámara. Su nombramiento como presidente de Navarra y su entrada y casi inmediato nombramiento como secretario general de la Asociación Democrática Antiterrorista (ADA) le hacen abandonar su plaza como profesor en la ETSII.

Desde ese momento, su carrera como político no hace más que evolucionar. Al poco tiempo de adquirir la presidencia de Navarra, se celebra el III Congreso nacional del Partido Demócrata Popular, un congreso extraordinario convocado por las recientes novedades que atañían al PDP, como la necesidad de renovación del Consejo ejecutivo del partido, el regreso del presidente del PDP Jorge J. Churchill tras una pequeña ausencia por problemas cardíacos, y la superación de un cáncer y consecuente vuelta a la política del presidente fundador del Partido Demócrata Popular, Alberto Fenández Terino; todas estas necesidades hacen urgente la celebración de este congreso, en el que Terino sale elegido presidente nacional del partido con apoyo unánime y Carlos Prim es elegido por el propio Terino como Vicesecretario de Organización y Acción Política. Prim, se convierte así en una de las personas de mayor peso y relevancia en el Partido Demócrata Popular y en el panorama político español, afianzando su la relevancia que ya poseía con puestos de gran importancia, tanto a nivel estatal como autonómico. Tiempo después, el Partido Liberal Demócrata y el Partido Demócrata Popular se fusionan en el Partido Popular (PP), donde como no podía ser de otro modo, se integra también el PDNavarra. En este nuevo partido, Carlos Prim seguirá gozando de una enorme importancia como presidente autonómico y como vicesecretario de organización.

Consolidado ya en la política española y tras ser investido, Prim comienza su labor como presidente navarro formando su ejecutivo (con integrantes tanto del PDNavarra como del PLD). Así, al poco tiempo, anuncia la publicación del Proyecto de Ley Orgánica de Reintegración y Amejoramiento del Régimen Foral de Navarra (el equivalente a los estatutos de autonomía de las demás regiones españolas), proyecto que resulta aprobado en primer lugar por el Parlamento navarro y después por el Congreso de los Diputados en una segunda votación (la primera votación fue interrumpida debido al pronunciamiento militar del General Armada). Posteriormente, el ejecutivo del presidente Prim continúa con su labor haciendo públicos varios proyectos de leyes forales, como la Ley foral del vascuence, la Ley foral de afianzamiento de la simbología navarra, el Proyecto de Ley foral de mantenimiento de las carreteras navarras o una moción parlamentaria que instaba al Congreso de los diputados a eliminar la Disposición transitoria cuarta de la Constitución (moción que finalmente fue retirada); así como también hace público su deseo de que se traspasen por fin todas las competencias autonómicas a Navarra (para poder aplicar así su programa electoral en plenitud) y su consecuente intención de actualizar el Convenio navarro y de anunciar los futuros presupuestos regionales. Con este panorama Prim y su ejecutivo van viento en popa, sin que parezca que haya nada que pueda parar semejante arrojo y correcto quehacer político; o así se pensaba hasta que la fortuna pronto se vuelve en su contra con la entrada en escena de su principal oposición. Oposición que, paradójicamente, no se encuentra en el Parlamento (donde la segunda fuerza política, el Partido comunista, parece siempre estar ausente), sino que se encuentra en la calle, sin representación parlamentaria alguna, caracterizada por un vasquismo violento y encarnada en el partido de reciente creación Unión Navarra (UN), liderado por Íñigo Navarro. Esta organización que rayaba el terrorismo hará oposición política a Prim y promoverá la aparición de diversos episodios violentos de lucha callejera como la aparición de pintadas contra Prim y España en la Sede del Ejército de Tierra en Pamplona, el ataque vandálico a la sede del PDNavarra y la convocatoria de una huelga en el sector industrial navarro que acaba de forma trágica con varios enfrentamientos entre pseudoterroristas y la policía. Ante esta situación, Prim, lejos de esconderse, planta cara a esta ola de violencia que parece sacudir Navarra, llamando a la calma y continuando con paso firme su propuesta legislativa, no dejándose amedrentar ni siguiera por la amenaza de muerte que ETA proliferó contra él.

Sin embargo, la semilla de violencia ya estaba plantada y pronto el proyecto político que ideó Prim se vería paralizado de la forma más trágica posible. El 1 de diciembre de 1980, la formación política Unión Navarra realizó una manifestación frente al Parlamento de Navarra que fue convocada semanas antes y anunciada como un acto de liberación de la opresión que según este partido, sufría el pueblo navarro. Sin embargo, la manifestación nunca llegó a realizarse, pues por la mañana y durante los preparativos de ésta, dos militantes de esta formación se inmolaron matando a varios agentes del orden público que velaban por el inicio de la concentración. Hecho que causó una distracción que fue aprovechada por otros tantos militantes para ocupar el Parlamento, que se encontraba vacío. Finalmente, los asaltantes fueron detenidos y la formación que propiciaba toda esta violencia, Unión Navarra, desapareció del panorama político, lo que produjo cierta relajación en la ya claramente tensa situación que se cernía sobre Navarra. Prim aprovechó esta calma para reanudar su labor ejecutiva, intención que no llegó a consumar, pues la fortuna volvió a golpearle ésta vez en lo personal: en marzo de 1981 su padre murió por culpa de un cáncer de páncreas y a las pocas semanas, probablemente influida por la muerte de su marido, su madre enfermaba de alzhéimer. El desgaste sufrido por Prim por la oposición violenta que había sufrido Navarra y su debilidad personal provocaron su leve desaparición del panorama político e hicieron al vasquismo violento resurgir, aupado en esta ocasión por partidos aparentemente más decentes como el Partido Nacionalista Vasco (PNV) y Herri Batasuna (HB), pero cuya manipulación política volvió a avivar el sentimiento de odio; un sentimiento que culminó el 20 de marzo de 1982 con una insurrección bélica que tomó diversas carreteras y asaltó el Parlamento de Navarra en plena sesión y que configuraron una situación de golpe de Estado. La insurrección había sido fomentada por las naciones extranjeras de Marruecos, Libia y la potente URSS, proporcionando armas y recursos a los sublevados. La imposibilidad de la Diputación Foral de actuar al estar secuestrada en el Parlamento y la situación de extrema violencia que se vivía en Navarra con muertes incluídas hicieron al gobierno nacional, liderado por el presidente Fabián de la Torre, a intervenir la Comunidad Foral y movilizar al ejército para acabar con la sublevación.


DIMISIÓN Y ASESINATO

Durante el tiempo en el que Navarra quedó intervenida, Prim colaboró con el gobierno de De la Torre para conseguir normalizar la situación. Casi cuatro meses después, el 1 de julio, el gobierno español restituye la autonomía en Navarra y Carlos Prim convoca elecciones al Parlamento navarro así como presenta su dimisión como presidente de la Diputación Foral. La convocatoria de elecciones respondía, según el propio Prim, a formalizar definitivamente la situación de Navarra y dotarla de un gobierno que respondiera ante las nuevas necesidades que demandaba la región, necesidades que exigían no sólo continuar con el proceso autonómico de Navarra, sino también, combatir la violencia que tanto había proliferado en los últimos años. La dimisión, por otra parte, respondía a que el propio Prim no se consideraba apto ni para afrontar esa nueva etapa que demandaba Navarra y a que su situación personal le exigía dejar de lado, en lo que le fuera posible, la política para atender a su familia. La comparecencia pública de Prim fue motivo de burla ante toda la oposición política, que liderada por el candidato del PNV a las elecciones, Carlos Isidro Labayen, hicieron causa común para aprovechar los despojos del ya expresidente. Pese a ello, Prim jamás desistió en justificar sus actos y hasta denunció en varias ocasiones la actuación política y la manipulación histórica que las fuerzas vasquistas hacían de Navarra con el fin de abrazar con mayor fuerza el poder regional.

Finalmente, el día 25 de ese mismo mes se celebraron las elecciones al Parlamento foral que dieron como ganador al PNV con 18 escaños de los 70 totales y dejaron al PP como segunda fuerza política con 14 escaños (frente a los 44 que la suma del PLD y PDNavarra dieron en las elecciones anteriores). Prim expresó públicamente su mal augurio ante un futuro parlamento donde el PNV sería la primera fuerza política y el vasquismo llegaría al 50% de la representación parlamentaria; a lo cual José Iriarte, presidente de los nacionalistas vascos, le respondió haciendo alusión a un supuesto mal perder en Prim; el ya expresidente navarro por su parte, le contestó: “ya sé que a la gente de su calaña no le gusta mis predicciones ni mis opiniones ¿qué va a hacer al respecto: matarme?” Casualmente, a la mañana siguiente, Carlos Prim murió asesinado por ETA, acribillado a tiros cuando salía de casa de su madre. La banda terrorista cumplía así la amenaza que años atrás había lanzado contra el político navarro. El gobierno de España decretó un día de luto oficial por su asesinato y organizó un funeral de Estado. Carlos Prim se encuentra enterrado en Pamplona junto a su padre, dando así cumplimiento a sus deseos que más de una vez expresó a sus familiares previendo, tal vez, un final así.