Jorge Churchill- "Pedagogía constitucional"

La Constitución que los representantes de los Partidos estamos elaborando junto con el Presidente de la Nación pretende ser un revulsivo democratizador para la situación actual de España. La situación actual, heredera de una dictadura de casi cuarenta años necesita un giro redondo a la democracia, hacia un Estado de corte moderno y representativo de los anhelos de sus ciudadanos. Voy a aprovechar estos instantes para dar a conocer lo que, a juicio de mi Partido y de una gran parte de los españoles, deben ser los valores que inspiren la Constitución que, en estos instantes, se halla en proceso.

1. Democracia y Estado de Derecho. La libertad, la igualdad, la justicia y el pluralismo político e ideológico son patrones de conducta que rigen la inmensa mayoría de los Estados de nuestro entorno. La Administración debe estar sometida en su actuación a la legalidad vigente. El ciudadano debe tener la garantía de que la justicia actuará siempre y en todo caso en el momento en que se aprecie una vulneración de sus derechos más básicos.

2. Estado descentralizado. En España coexisten diversas regiones, muchas de las cuales están caracterizadas por una sensibilidad cultural especial. Ello hace necesario la articulación de un estado compuesto y descentralizado. Es más, una administración eficaz es una Administración cercana al ciudadano, lo cual se consigue acercando sus estructuras hacia los administrados. Ello, a su vez, nos hace debatirnos entre diversas fórmulas: federal, regional... pero siempre buscando optimizar recursos para, en lo sucesivo evitar duplicidades y disfuncionalidades. Asimismo, la descentralización ha de ser simétrica, pues no es de justicia una "España de varias velocidades".

3. Independencia judicial plena. La separación de poderes es un valor supremo para la existencia de la democracia. Este principio, no obstante, debe matizarse en las relaciones Ejecutivo- Legislativo, por participar mutuamente ambos poderes de ambas funciones. No así ocurre con el Judicial, poder que ha de permanecer siempre y en todo caso libre de injerencias políticas pues una justicia politizada lleva a una Administración cada vez más incontrolable en sus potestades discrecionales. Dicho de otro modo: una justicia politizada conlleva una gestión política arbitraria.

Espero que estas notas sirvan de debate a la ciudadanía y les ayude a reflexionar sobre el papel vital que tendrá la futura carta Magna en el desarrollo de nuestro futuro.