Obispo de Madrid: "el gobierno es genocida"

El Obispo para su cátedra, y el político para su escaño. El aborto es una cuestión que trae mucha discusión en el seno de todas las sociedades pensadoras. Sobre la polémica que pueda dar el derecho a la vida que reconoce el artículo 15 de nuestra Constitución, con respecto al embrión: tenemos el artículo 29 del Código Civil:

El nacimiento determina la personalidad; pero el concebido se tiene por nacido para todos los efectos que le sean favorables, siempre que nazca con las condiciones que expresa el artículo siguiente.

La personalidad jurídica, como todos sabemos, es la aptitud para ser titular de derechos y obligaciones. Por el artículo 29 podemos deducir que el embrión, jurídicamente, no posee lo que reconocemos como derecho a la vida, porque el ordenamiento jurídico así lo acredita. Luego, que se proteja al nascisturus es cuestión del parlamento, de la ley (efectos favorables) es decir, del consenso que podamos llegar a abordad con respecto a lo que consideramos el límite de la interrupción del embarazo. Los únicos condicionantes que podemos tener es:

- La opinión de los ciudadanos a través de un referendo vinculante.
- La opinión de los especialistas.

Lo segundo ya lo tenemos, pero lo primero no. Propongo condicionar la regulación del aborto a la opinión ciudadana.

Y repito, el Obispo a la Catedral a dar misa.

Miguel Rodríguez escribió:Tanto el aborto como la adopción son trastornos graves para la madre. Tampoco quiero decir que apoye el aborto libre y que las mujeres vayan abortando cada dos meses sólo porque no se compraron una cajita de condones. Pero hay casos y casos, y la madre debería tener el derecho a decidir si abortar o no.

Gregorio De La Vega escribió:

Apoyo que manifieste su opinión, no se lo repito una tercera vez. No intente confundir y desviar el tema.

Para usted la perra gorda

Gracias.

Lo que usted diga.

Diego Martinez Fuster escribió:Lo que usted diga.

Lo que yo diga no, lo que la Constitución diga.

Nauzet Gugliotta González escribió:El Obispo para su cátedra, y el político para su escaño.

Exacto. Cada uno a su trabajo, que no consiste en decidir moralmente.