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Santiago Mercader
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Anguita prediciendo la crisis Empty Anguita prediciendo la crisis

Mar 21 Dic 2010 - 0:53
Noticia de La República

“Y si tengo mañana que atracar un banco porque no tengo que comer, voy y atraco un banco”, sentenció. “Y si puedo ir a por otro, colectivamente, ya no es un atraco, es una Revolución”


Un vídeo editado por IU Adamuz impactó en las Redes Sociales a lo largo del último fin de semana. Se trata de una intervención de Julio Anguita de 2008, en el pueblecito de Villafranca de Córdoba, en las que el hoy militante del PCE afirmó que la actual crisis (entonces “solo” hipotecaria) íba a ser peor que la del crack del 29. Hace dos años, Anguita ya alertó, antes que casi nadie en España, del verdadero impacto de lo que iba a venir: una crisis de civilización. El flash-back temporal, al más puro estilo Wikileaks, puso súbitamente sobre la mesa de la actualidad la cuestión de si entonces se podía haber previsto la debacle de hoy. Y de si las políticas gubernamentales se podrían haber encaminado hacia la intervención pública en todos los grados y niveles, para lograr frenar a los mercados. Sin embargo, a punto de entrar en 2011, para millones de individuos y cientos de miles de núcleos de convivencia en toda Europa, la respuesta parece clara: sí, los golpes de la actual crisis se podían haber prevenido, uno por uno: hace 150 años que diversas medidas de "freno" fueron explicadas por Marx y Engels; y no, los Gobiernos no están haciendo nada por preservar la felicidad y la tranquilidad de la mayoría. Al contrario: en plena Europa, fruto de las medidas tomadas por los partidos gobernantes (cercanos al poder financiero), reaparece incluso la hambruna, junto a infinidad de situaciones extremas relacionadas con la precariedad.

Desde Villafranca de Córdoba, Anguita ya avisaba de que lo que iba a venir sería una hecatombe por episodios: crisis de sobreproducción (cuyo fruto es el sobreconsumo: el insostenible sueño de dos coches, del comprar para tirar), paro masivo absoluto, paro enmascarado, desahucios, deuda masiva, aumento gradual de la pobreza y la indigencia, socialización de las pérdidas...y lo que estaba por venir, decía entonces Anguita, iba a ser peor. Y lo está siendo.

En una auténtica clase de historia, con pizarra y tiza, Anguita habló de la naturaleza “concentratoria” de la economía de negocio occidental (capitalismo): “han habido 200 crisis de las cuales se ha ido saliendo, menos de esta, que será mucho más grave” afirmó: las grandes empresas se están fusionando entre ellas y dejan en el paro a millones de personas mientras los Estados se ponen al servicio de las mismas, de manera irracional, encontrando nuevamente como última solución la guerra para salir de la crisis, operación a todas ya insostenible: “Obligaron a los chinos a fumar opio, era un negocio; invadieron Yugoslavia, no sólo por su negativa a entrar en la OTAN, sino para hacerse con las minas de zinc y con los gaseoductos, y fueron a Irak a por el petróleo”. Pero “ya no pueden ir a otros terrenos para seguir explotando”, considerando la oposición de potencias como China, India, Suramérica o Rusia, así como un África negra en la que ya no existen condiciones para el expolio occidental “tras el daño que se les ha hecho”.

“Mi hermano es el trabajador de cualquier sitio; el señorito de mi tierra, no es mi hermano”, tambien dijo. “Es una cuestión de formación ideológica, qué le vamos a hacer, yo soy así”, remachó con ironía, recordando los clásicos lemas contrarios a las banderas y los discursos patrióticos.

Anguita estableció que el capitalismo se rige por “tres verdades”: el mercado libre (“yo siempre digo y un jamon, es una falacia, no es libre, está siempre intervenido por los gobiernos para favorecer a los de arriba”); competitividad (“al grito de que hay que ser competitivos se explota todavía más a los trabajadores, y estos callados”, en relación a la “izquierda de violón” gubernamental); y crecimiento sostenido (“seguimos pensando que los países son felices porque crece su PIB”, aunque un estudio sobre el PIB del campo de Gibraltar dio como resultado que el primer parámetro de riqueza económica era el tráfico de drogas, “que también es movimiento de dinero”).

“Estamos ante una lucha de ideas y ante la dificultad de explicarle a la gente estas cosas”. “Necesitamos que las fuerzas políticas y sindicales transformen sus sedes en sitios de estudio para que se sepa qué nos jugamos y porqué”, y recordó los ateneos sindicales (citó a las históricas sedes de UGT y CNT) en dónde los obreros iban a leer para enterarse de lo que sucedía. “Saber, es interesarse por lo que hay”, dijo. Para recordar que la revolución “no vendrá cuando el capitalismo se hunda”: “Hay que prepararla cuando el capital está en vida”. “Esperando a que caiga y que la breva nos traiga la nueva sociedad, pues que caiga la breva, porque mientras tanto la crisis del capitalismo arrastrará a mucha gente”. “El capitalismo aguantará, con sus salidas que fastidiarán a millones” dijo.

Definió como “madre del cordero” el problema de los medios de comunicación, alineados con los objetivos del actual desgobierno económico. “Los que callan cuando se invade Irak o votan a quien votan una y otra vez, son esa mayoría silenciosa que tiene jodido al mundo”, afirmó para decir que “la izquierda tiene que meter el dedo en la llaga: si estáis en el paro y no lucháis, yo digo: joderos”. A los trabajadores hay que decirles la verdad, con mucho respeto pero “tanto si les gusta como si no les gusta”. “Y está comprobado que el vecino de la escalera, si sabe decir las cosas y está informado es más creíble que las televisiones”.

“Aquí hay que enfrentarse a los poderes, desde IU propuse la creación de un Instituto de Crédito Oficial...pero por aquí entró y por ahí salió, empezando por muchos de los dirigentes de IU que no quisieron enfrentarse a los medios y hablar duro”. Recuerda que no se hizo un plan de pensiones porque sabía que contribuía a socavar las pensiones públicas. “Y si tengo mañana que atracar un banco porque no tengo que comer, voy y atraco un banco”, sentenció. “Y si puedo ir a por otro, colectivamente, ya no es un atraco, es una Revolución”. “Esa es la idea, y hay Programa”.
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