EL MACHISMO DE BURQUINA

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La ONG Intervida está dando la oportunidad a mujeres y escuelas para mejorar algunos hábitos en el país africano. Ahora ellas cultivan las tierras y llevan la contabilidad

Marta Català,
Ouahigouya (Yatenga) | hace 9 horas | Comenta | Votar
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Mujeres de Burkina Faso.
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.‘El país de los hombres íntegros’ es lo que significa Burkina Faso en dialecto moré. En el país africano viven 15 millones de personas y sólo cuentan con 1.500 médicos. Es una sociedad machista donde la pobreza reina en todos los rincones del país y la desnutrición es la primera causa de mortalidad infantil hasta los cinco años. ONG como Intervida han optado por centrarse en las mujeres y las escuelas para mejorar algunos hábitos. Ahora ellas cultivan las tierras y llevan la contabilidad.

Azetou Sawuadogo es una gran señora. Sus ojos desprenden aún más fuerza ataviada por un colorido turbante made in Thailand. Tiene 47 años, está al límite de la media de esperanza de vida en Burkina Faso, y es agricultora.

En Burkina la pobreza se lleva por delante todo lo que se encuentra, como las lluvias acaban derritiendo las casas de los poblados hechas de barro y paja. En esta república, antigua colonia francesa, hay pobreza pero también esperanza. ONG como Intervida tienen mucho que ver en eso y mujeres como Azetouya no sólo se encargan de ir a por agua.

De ruta por Yatenga

Las mujeres hasta ahora no tenían ni voz ni voto. Se dedicaban a recoger leña, buscar agua en el pozo más cercano y tener hijos. Víctor Ruibal, director de Bibir (Intervida en Burkina Faso), lleva dos años y medio trabajando en el país africano: "Han mejorado la calidad de vida en más de un 100 %".

Nos vamos con Víctor a Lenmogo, un poblado de la provincia de Yatenga, al norte de Burkina, dónde vive Azetou. Empieza la época lluvias, de junio a septiembre, es buen momento para cultivar cereal cuyas ventas servirán para que el poblado sobreviva todo el año. Es una de las labores de esta mujer burkinesa perteneciente a la etnia Mossi que se identifica por las marcas rajadas en las mejillas.

Azetou nos habla en moré, un dialecto del país y cuenta que se ha asociado con 42 familias para trabajar en un huerto que Intervida les ha proporcionado: "Queremos que sean autodependientes y que sobrevivan por sí mismos y a desarrollar el país", añade Ruibal.

Azetou es madre de cuatro hijos. La media es de siete por mujer. Está adelantada a sus tiempos: "A mí hija le intentaron practicar la ablación, pero no lo permití", cuenta. Las 42 familias han aprendido a cultivar cereales, cebollas, berenjenas y sobre todo el cereal más utilizado en Burkina, el mijo. Hacen dos cosechas al año y se llevan unos 500 euros anuales que les permiten comprar ganado, comida y esperar otra cosecha.

No es la misma situación la que se vive a unos kilómetros de Lenmongo, en Saya. El poblado espera la época de lluvias con desesperación: "No tienen para comer porque sólo trabajan con mijo y ganan 40 euros anuales que se gastan antes de la época de lluvias". En Saya, Intervida ha puesto un gancho. Así se llama la escuela y allí asisten decenas de niños que cada día caminan hasta siete kilómetros sin agua y a 45 grados para ir a clase: "Aquí les enseñamos a escribir, a leer y les damos de comer y eso atrae a las madres", explica Ruibal.

Mijo y salsa de hojas

En Saya conocemos a Ladifetu, una joven con cuatro hijos que vive sola en su casa de barro y paja: "Mi marido se volvió a casar". Su niña de seis meses duerme con ella en un espacio de 15 metros y sus tres hijos fuera, en el patio.

Ladifetu dio de mamara sus hijos hasta los dos años y después comieron mijo con salsa de hojas, la única alimentación que tienen cada día en Yatenga. En Burkinaun 35% de los niños están mal nutridos y un 3% sufre mal nutrición severa. Intervida utiliza el colegio para enseñar a las madres a preparar papillas nutritivas. Saya es tan pobre como generosa. Nos invitan a comer uno de los pocos pollos que poseen de ganado.

UN MOLINO SÓLO ADMINISTRADO POR MUJERES

Tres mujeres: presidenta, tesorera y secretaria de un molino del poblado de Sabouna muestran su cartilla del banco. Administran un molino: "El hombre no interviene para nada", explica una de ellas, entre risas. Intervida les ha facilitado el molino para que sean independientes. Abajo, un grupo de niños y detrás una botella de agua, un tesoro aunque esté vacía.

LAS MENOS IMPORTANTES DE LA CASA

Las niñas son las menos importantes de la casa. Cuando el padre mata una gallina por un bautizo o una boda, éste se lleva la mejor parte, el muslo y la pechuga. Por este orden, los hermanos mayores las alas, la madre y las niñas los restos y los más pequeños la cabeza. El hombre no vende el ganado para salvara un hijo, pero cuando un grupo de periodistas les visitan, les regala cuatro gallinas.

LOS NIÑOS PREGUNTAN EN LA ESCUELA

Los niños ya saben leer gracias a escuelas como la de Saya. Víctor, director de Intervida, coordina varios proyectos de educación y ha conseguido alfabetizar a los niños con su equipo de profesionales. Como Ganamé Yacouba. Tiene 13 años y de mayor quiere ser: "¡Ministro de Sanidad!", exclama. O como Gemamé Haouri, de 13 también, que ya sabe leer en francés y de mayor quiere ser institutriz.

CENTRO NUTRICIONAL

Ovedraogo viste camiseta de rayas rojas, grises y negras. Tiene 15 años y un hija de siete meses que está ingresada en un centro de desnutrición después de que su marido le diera su consentimiento. A la pregunta de si le gustaría tener más hijos: "Es el hombre quién decide". Ella sabe que un día su marido se volverá a casar, pero está resignada. En el CREN, centro de nutrición, ingresan 350 niños cada año de manera temporal.

EXAMEN MÉDICO EN LA ESCUELA

Cada mes, dos enfermeros del equipo médico de Intervida visitan escuelas como la de Saya. Examinan a los niños por si tuvieran síntomas de malaria, desnutrición, tiña (enfermedad de la piel) y les suministran los medicamentos pertinentes. Si hallan síntomas de desnutrición trasladan a los menores de cinco años a un centro especializado