- Garaiñe Gorria
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EEA Marcha sobre Madrid (Homenaje a M.L.K.)
Jue 15 Oct 2009 - 19:57
EEA organiza una marcha hasta Madrid (Puerta del Sol) por la paz de Euskal Herria y el derecho del pueblo vasco -y de todos los pueblos- a decidir libremente su destino. La llegada será el día 28 de agosto a las 20:00.
- francisco reboiras
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Re: EEA Marcha sobre Madrid (Homenaje a M.L.K.)
Jue 15 Oct 2009 - 20:03
Estaré, por supuesto.
- Roberto Martínez
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Re: EEA Marcha sobre Madrid (Homenaje a M.L.K.)
Jue 15 Oct 2009 - 20:48
Aún no ha sido autorizada...
- francisco reboiras
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Re: EEA Marcha sobre Madrid (Homenaje a M.L.K.)
Jue 15 Oct 2009 - 20:52
Yo iré aunque no este autorizada.
- Garaiñe Gorria
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Re: EEA Marcha sobre Madrid (Homenaje a M.L.K.)
Vie 16 Oct 2009 - 2:05
Compañeros, gracias por sumaros a esta marcha pacífica y pacifista. Permitidme que os lea una adaptación de un texto de Martin Luther King de hace justo cincuenta años.
"Estoy orgullosa de reunirme con vosotros hoy, en la que será ante los ojos del mundo la mayor manifestación por la paz en la historia de nuestro país.
Hace cincuenta años un gran estadounidense, cuyo recuerdo nos acompaña hoy, protagonizó una de las manifestaciones más humanas de la Historia. Aquella marcha sobre Washington significó como un gran rayo de luz y de esperanza para el pueblo negro de EEUU, chamuscados en las llamas de una marchita injusticia de segregación racial. Llegó como un precioso amanecer al final de una larga noche de cautiverio. Pero, cincuenta años después, aún existen pueblos que no son libres; cincuenta años después, la vida del pueblo vasco es aún tristemente lacerada por las esposas del terrorismo y las cadenas de la imposición; cincuenta años después, el pueblo vasco vive separado en dos estados que le niegan la libertad; cincuenta años después, el pueblo vasco todavía languidece en las esquinas de las sociedades española y francesa y se encuentra desterrado en su propia tierra, azotada por la barbarie terrorista.
Por eso hoy hemos venido aquí a dramatizar una condición vergonzosa. En cierto sentido hemos venido a la capital del Estado a cobrar un cheque. Cuando los arquitectos de “nuestra” constitución y “nuestro” estatuto escribieron las magníficas palabras de que “Euskal Herria se constituye como Comunidad Autónoma para acceder a su autogobierno”, firmaron un pagaré del que todo el pueblo vasco habría de ser heredero. Este documento era la promesa de que a todos los vascos les sería garantizado el derecho a la libertad como pueblo.
Es obvio hoy en día, que España ha incumplido ese pagaré en lo que concierne a “sus” ciudadanos vascos. En lugar de honrar esta sagrada obligación, España les ha dado un cheque sin fondos; un cheque que ha sido devuelto con el sello de "fondos insuficientes", acompañado de represión policial, ilegalizaciones varias y persecución de las ideas independentistas de la Izquierda Abertzale. Pero nos negamos a creer que el Banco de la Justicia haya quebrado. Rechazamos creer que no haya suficientes fondos en las grandes bóvedas de la oportunidad de este Estado. Por eso hemos venido a cobrar este cheque; el cheque que nos colmará de las riquezas de la libertad y de la seguridad de justicia. El derecho a decidir por nosotros mismos: el derecho de autodeterminación.
También hemos venido a este lugar sagrado, para recordar a España la urgencia impetuosa del ahora. Este no es el momento de tener el lujo de enfriarse o de tomar tranquilizantes de gradualismo. Ahora es el momento de hacer realidad las promesas de democracia. Ahora es el momento de salir del oscuro y desolado valle de la violencia hacia el camino soleado de la paz. Ahora es el momento de hacer de la paz una realidad para todos: vascos y demás ciudadanos del Estado. Ahora es el momento de sacar a nuestro país de las arenas movedizas del terrorismo y la violencia hacia la roca sólida de la paz y la solidaridad.
Sería fatal para España y para Euskal Herria pasar por alto la urgencia del momento y no darle importancia a la decisión de los vascos. Este verano, ardiente por el legítimo descontento del pueblo vasco, no pasará hasta que no haya un otoño vigorizante de paz y libertad.
2013 no es un fin, sino el principio. Y quienes tenían la esperanza de que los vascos necesitaban desahogarse y ya se sentirían contentos, tendrán un rudo despertar si el Estado retorna a lo mismo de siempre. No habrá ni descanso ni tranquilidad en el Estado hasta que a los vascos -como a los otros pueblos- no se les garantice su derecho a decidir. Los remolinos de la rebelión continuarán sacudiendo los cimientos del Estado hasta que surja el esplendoroso día de la justicia.
Pero hay algo que debo decir a nuestra gente que aguarda en el cálido umbral que conduce al palacio de la justicia. Debemos evitar cometer actos injustos en el proceso de obtener el lugar que por derecho nos corresponde. No busquemos satisfacer nuestra sed de libertad bebiendo de la copa de la amargura y el odio. Debemos conducir para siempre nuestra lucha por el camino elevado de la dignidad y la disciplina. No debemos permitir que nuestra protesta creativa degenere en violencia física. Una y otra vez debemos elevarnos a las majestuosas alturas donde se encuentre la fuerza física con la fuerza del alma. La maravillosa nueva militancia que ha envuelto a Euskal Herria no debe conducirnos a la desconfianza de todo lo “español” porque muchos de nuestros pueblos hermanos, como lo evidencia su presencia aquí hoy, han llegado a comprender que su destino está unido al nuestro y su libertad está inextricablemente ligada a la nuestra. No podemos caminar solos. Y al hablar, debemos hacer la promesa de marchar siempre hacia adelante. No podemos volver atrás.
Hay quienes preguntan a los partidarios del derecho a decidir: “¿Cuándo quedarán satisfechos?”
Nunca podremos quedar satisfechos mientras nuestros pueblos, encarcelados en un Estado represor, no puedan elegir libremente su destino. No podremos quedar satisfechos mientras los vascos sólo podamos decidir quién rendirá pleitesía en nuestro nombre al Rey de España. Nunca podremos quedar satisfechos, mientras un vasco de Hegoalde viva bajo unas leyes y un vasco de Iparralde bajo otras. No, no; no estamos satisfechos y no quedaremos satisfechos hasta que “la justicia ruede como el agua y la rectitud como una poderosa corriente”.
Sé que algunos de vosotros habéis venido hasta aquí tras muchas peripecias a las espaldas. Algunos habéis llegado recién salidos de angostas celdas. Algunos habéis llegado de sitios donde en la búsqueda de la libertad habéis sido golpeados por las tormentas de la persecución y derribados por los vientos de la brutalidad policial. Vosotros sois los veteranos del sufrimiento. Continuad trabajando con la convicción de que el sufrimiento que no es merecido es emancipador.
Regresad a Donosti, regresad a Ourense, regresad a Girona, regresad a Xixón, regresad a los barrios obreros y a los suburbios de vuestras ciudades, sabiendo que de alguna manera esta situación puede y será cambiada. No nos revolquemos en el valle de la desesperanza.
Hoy os digo a todos, compañeros míos, que a pesar de las dificultades del momento, yo aún tengo un sueño. Es un sueño profundamente arraigado en el sueño de Euskal Herria.
Sueño que un día nuestros pueblos se levantarán y vivirán el verdadero significado de su libertad: podremos decidir sin depender de la voluntad de otros.
Sueño que un día, en los caseríos de Gipuzkoa, los hijos de los antiguos miembros de ETA y los hijos de los antiguos guardias civiles, se puedan sentar juntos a la mesa de la hermandad.
Sueño que un día en Euskal Herria no haya quien mate o muera por cuestiones políticas.
Sueño que mis hijos vivan un día en un país en el que no sean juzgados por creer en unas ideas.
¡Hoy tengo un sueño!
Sueño que un día Galiza, cuyo gobierno permite la muerte de su lengua propia, se convierta en un sitio donde los niños y niñas puedan hablar en gallego sin que nadie los desprecie por ello.
¡Hoy tengo un sueño!
Sueño que algún día los valles serán cumbres, y las colinas y montañas serán llanos, los sitios más escarpados serán nivelados y los torcidos serán enderezados, y la gloria de Dios será revelada, y todos los pueblos oprimidos se verán libres.
Esta es nuestra esperanza. Esta es la fe con la cual regreso a mi tierra. Con esta fe podremos esculpir de la montaña de la desesperanza una piedra de esperanza. Con esta fe podremos trasformar el sonido discordante de nuestra nación prisionera en una hermosa sinfonía de fraternidad de naciones libres. Con esta fe podremos trabajar juntos, marchar juntos, luchar juntos, ir a la cárcel juntos, defender la libertad juntos, sabiendo que algún día seremos libres.
Por eso ¡que repique la libertad desde la cúspide de los montes prodigiosos de Asturies! ¡Que repique la libertad desde las poderosas montañas de los Països Catalans! ¡Que repique la libertad desde las alturas de la Catedral de Santiago! ¡Que repique la libertad desde el nevado Teide canario! ¡Que repique la libertad desde árido desierto de los Monegros! Pero no sólo eso! ¡Que repique la libertad desde la Giralda sevillana! ¡Que repique la libertad desde la dehesa extremeña! ¡Que repique la libertad desde cada pequeña colina y montaña de León! “De cada costado de la montaña, que repique la libertad”.
Cuando repique la libertad y la dejemos repicar en cada aldea y en cada caserío, en cada estado y en cada ciudad, podremos acelerar la llegada del día en que todos los pueblos encerrados en España, vascos y castellanos, gallegos y asturianos, catalanes y andaluces, puedan unir sus manos y cantar las palabras del viejo espiritual negro: “¡Libres al fin! ¡Libres al fin! Gracias a Dios omnipotente ¡somos libres al fin!”"
Muchas gracias a todos.
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