La sangre es roja

A esos me referia yo camarada.

La verdad, poco que añadir al discurso del señor Iñaki.

Yo, por mi parte, no sé si felicitarle o amonestarle por su ejercicio de notable esfuerzo por simplificar y generalizar asuntos tan delicados y complejos. Deje ya de demonizar a la izquierda, nos hemos pronunciado más de una vez contra todas las guerras y los regímenes totalitarios. Lo que debería usted saber, es que hay matices, si dice usted que Cuba es una dictadura y se queda tan ancho, quizás es por que no conoce muy bien la situación.

No nos hable de Corea, en España tiene usted el ejemplo con el que predicameos; no nos hable de la lejana Unión Soviética, conduzca su memoria hacia tiempos más próximos, el conflicto de Irak por ejemplo. La izquierda se echó a la calle para gritar "No a la Guerra", ¿no le vale eso?

Y no evadan, como señala Iñaki, las demás situaciones de injusticia. Los muertos de Stalin no vierten su sangre sobre nuestras siglas, ya que nada nos une a este personaje. Deberíamos reflexionar todos, en cambio, sobre la sangre de miles de niños que mueren en las vetas del Congo buscando restos de coltan (por ejemplo). Reflexionemos si su sangre salpica nuestros aviones o nuestros móviles de última generación. Reflexionemos sobre si la culpa la tienen solo las empresas que financian las búsquedas, si la tenemos también nosotros por comprarnos uno de estos aparatitos, o si no la tiene nadie. Y, por último, dejemos de reflexionar y actuemos, porque nada podemos hacer por las víctimas de Stalin, pero sí por las que se cobra cada día esta cruel máquina globalizadora.

Me enorgullecen tus palabras, gracias por cerrar bocas.
Salud.