[Consejo de Seguridad] 7853ª sesión, 30/12/2016: "La situación en el Oriente Medio, incluida la cuestión palestina"

Buenas tardes a todos, como Presidente rotatorio del Consejo de Seguridad doy las gracias al Secretario General Ban Ki-Moon por los servicios prestados a los ciudadanos del mundo y al fomento de la paz y estabilidad durante su mandato. Del mismo modo, agradecer a los embajadores asistentes su presencia y comprensión tras posponer esta sesión por los terribles acontecimientos sucedidos en mi nación, un suceso que nos hará más fuertes y para el que contamos, y contaremos, con todos los amigos y aliados del pueblo español. Les agradezco personalmente a sus naciones las condolencias y el apoyo recibido, es en los momentos más duros cuando se reconoce el valor de los que te acompañan.

Gracias a todos, comencemos. Los miembros del Consejo tienen ante sí el documento S/2016/1100, que contiene el texto de un proyecto de resolución presentado por Malasia, Nueva Zelanda, el Senegal y la República Bolivariana de Venezuela.



Señoras y Señores, la Paz no llegará de declaraciones, y, o, resoluciones de las Naciones Unidas, ese es el verdadero quid de la cuestión que hoy nos atañe. No por primera vez, ni por desgracia, será la última que nos obligue a significarnos.

Y esto ocurre porque los hábitos de las Naciones Unidas en lo que respecta al Estado de Israel, se resisten a morir, se resisten a hacerlo porque la crítica descarnada e injustificada a todas y cada una de las acciones israelíes se ha convertido en un acto reflejo en esta sede. Un movimiento no tan inflexible para los aún más difíciles hábitos palestinos.

Cuando las Naciones Unidas apoyaron el establecimiento de un estado judío en 1947, realizaron un reconocimiento moral e histórico del pueblo judío. Sin embargo, hoy en día, casi 70 años más tarde, los palestinos siguen negándose a reconocer esos derechos junto a muchos países miembros de las Naciones Unidas, quienes les apoyan en ese misma ausencia de reconocimiento. No ya en su derecho a tener una patria, ni su derecho a tener un Estado en una solución de cohabitación, todos ellos están de acuerdo en que deben tener derecho a no tener nada. Y ese sigue siendo el verdadero núcleo del conflicto, la persistente negativa palestina a reconocer al Estado judío en cualquier frontera, en cualquier forma o presencia, que choca con la más persistente defensa del Estado de Israel de la solución de dos estados, dos pueblos, en paz. Ustedes pueden ver que este conflicto, por tanto, no trata de los asentamientos. Nunca lo ha tratado.

El conflicto se extendió durante décadas antes de que hubiera un solo asentamiento, cuando toda Judea, Samaria y Gaza estaban en manos de los árabes. Cisjordania y Gaza estaban en manos de los árabes, y los israelíes fueron atacados una, y otra, y otra vez. Y cuando los israelíes desarraigaron los 21 asentamientos de Gaza y se retiró de hasta el último mm. de la Franja de Gaza, tampoco se consiguió la paz. Ahora tenemos miles de cohetes disparados desde Gaza hacia el pueblo israelí y acciones contundentes de respuesta, en legitima defensa, a cada una de ellas.

Algún día las naciones del mundo deberán asumir que si no se garantiza la seguridad y supervivencia del Estado de Israel, nunca podrá haber una solución.
Algún día los líderes mundiales deberán asumir que si no se presiona a los árabes y palestinos para que reconozcan al Estado de Israel, nunca podrá haber vecindad.
Algún día la humanidad entenderá que si cristianos, judíos y musulmanes no convivimos y nos procuramos estabilidad, nunca podrá haber paz.

Ahora nos importa a los miembros del Consejo de Seguridad la cuestión de los asentamientos, su resolución en las negociaciones sobre el estatus final. Pero la realidad es que este debate nunca ha sido sobre el conflicto sobre los asentamientos o el establecimiento de un estado palestino. Siempre ha sido un debate acerca de la existencia de un estado judío, un Estado judío en cualquier frontera.

Si los árabes hubieran dicho que sí a un estado judío en 1947, no habría habido ninguna guerra, ningún refugiado ni conflicto. Y por ello, cuando finalmente los palestinos digan que sí a un estado judío, se podrá poner fin a este conflicto de una vez por todas.

Un conflicto que no solucionaremos desde aquí, ni desde Washington, Tel Aviv o Bruselas, un conflicto que solucionaran árabes e israelíes, solos.

Hoy vengo aquí a una sesión pospuesta por el dolor y la infamia, a una sesión que debía haberse celebrado a su debido tiempo y que implicaría que el mundo no lloraría a 52 almas inocentes.

España hoy llora a sus héroes, como tantas veces ha tenido que hacerlo Israel. Podría hablar del porque, o el cómo, pero lo verdaderamente importante es que solo ha cambiado el dónde. Pues hay algo que si podemos señalar, la dinámica de ataques aislados es una campaña terrorista que responde perfectamente al modelo de terrorismo de lobos solitarios. Aunque se presente a los atacantes como individuos aislados y desesperados, la presente ola terrorista se da en un contexto de incitación a la violencia por parte de personalidades concretas, que nos llevaría a un largo estudio de los mensajes lanzados en los diversos medios.

Y es que esa es la esencia misma del modelo. Por un lado, hay unos líderes y predicadores que a través de los medios de comunicación lanzan las directrices, y por otro, individuos concretos que las ejecutan. De todo ello los israelíes saben demasiado, lo saben porque llevan sufriéndolo desde el mismo nacimiento de su estado.

Si el terrorismo es una forma de violencia política organizada, la pregunta es ¿cuál es el objetivo político de esta campaña terrorista en España? ¿cuál es el objetivo político de todas las campañas terroristas en Israel?

Yo le diré cual, obtener réditos políticos, alcanzar su voluntad por cualquier medio. El reconocimiento a sus aspiraciones, un reconocimiento que hoy, damas y caballeros, estamos concediéndoles.

El Consejo está dispuesto a someter a votación el proyecto de resolución que tiene ante sí. Y por ello mi nación, a la que tengo el honor de representar hoy aquí, actuará en consecuencia.

Tenemos plena confianza en la justicia y en la rectitud de nuestro camino, estaremos a la altura de los acontecimientos, y por tanto, haremos lo correcto votando en contra del mismo.

Gracias.