Presentación del libro "Ciega y premeditada" por Alejandro de Haro

"La justicia sale de personas y se imparte a otras personas"

Lo primero que quisiera hacer es agradecer a todos su presencia hoy en este acto. La verdad que para mí es algo novedoso, no sólo porque sea la primera vez que publico un libro sino también es probablemente la primera vez que hablo ante un auditorio tan elevado en número de personas. Pero es un gran desafío y a mí siempre me han gustado los desafíos como saben bien los que me conocen.

Cuando comencé la andadura ardua y dura que supone redactar algo, jamás pensé que se traduciría en un libro. Comencé precisamente las investigaciones, de los diez casos que habla el libro, por gusto. Porque realmente me interesaba mucho saber qué errores se habían cometido en las instrucciones de esos casos, en el posterior juicio oral en el tribunal ordinario general y por último en las resoluciones judiciales al final del proceso y durante el proceso. Se trata de intentar saber qué fallos había cometido el juez instructor y el ordinario para resolver de forma errada. Pero también hay muchos casos, creo que alrededor de cuatro, donde las investigaciones policiales provocan fallos en el procedimiento y errores en las sentencias.

Entonces comencé a investigar todos los casos, empecé por ver todos los autos, por cotejar las pruebas. Todo desde la visión pública que se dio, cualquier podría haber accedido a esos datos, más cuando todos los casos pues... evidentemente fueron sentenciados ya. Y esto empezó alrededor del año 2013, a finales comencé con toda es investigación. Y la acabé hace unos seis meses, a mediados del año pasado. Cuando acabé tenía unos quinientos folios redactados de todos los errores que se habían cometido y con post-it's las posibles soluciones que hubieran funcionado en el procedimiento para evitarlos. Y así se iba a quedar, era algo que había hecho yo personalmente para de alguna forma ser más autodidacta y no caer en esos fallos. Así se quedó.

Claro, ahora ustedes se preguntarán: ¿y cómo se transformó en libro? Pues precisamente eso pasó por Paco. Un día vino a mi casa Francisco Camacho, uno de los mejores amigos que tengo sin lugar a duda. Él es editor de "sillón", de esta editorial madrileña que me ha publicado el libro. Y el vino simplemente... fue un domingo si mal no recuerdo, a comer a casa. Y cuando estábamos tomándonos un café en mi despacho, vio la enorme pila de esos quinientos folios... y me preguntó "¿Una instrucción difícil?" le dije "No, no... tiempo libre" (Risas). Pero a lo tonto, al final salió el tema de que era una investigación sobre diez casos mal resueltos y Paco me miró con cara de... "esto vende", esa cara que le he visto mil veces en otras situaciones similares desde que estudiábamos en la Complutense. En ese momento no me lo dijo, esperó creo que dos semanas a llamarme con la confirmación de que la editorial quería publicarme esos quinientos folios en forma de libro. Y yo la verdad, dudé. Porque realmente eran apuntes, apuntes personales. No estaban aptos para la publicación.

Pero finalmente le dije que sí, y durante los siguientes seis meses, hasta anteayer, he estado haciendo la segunda parte del libro con él. Esa segunda parte de pasar lo que había apuntado en notitas a ordenador, y de convertirlo todo en un libro. Un libro que me parece que es muy interesante, y ustedes dirán "coño, lo has escrito tú... no te lo va a parecer" (Risas) Pero no, no sólo por eso jaja. También porque busca que los profesionales que nos dedicamos a impartir justicia en ese mito romántico que existe de la tarea del juez, seamos conscientes de que no somos perfectos, de que nuestras sentencias por mucho que se acojan a Derecho también se equivocan, también son injustas.

Y en ese sentido, se presenta este libro titulado "Ciega y premeditada". Es esa referencia a una justicia que opta por ser ciega para ser imparcial, pero muchas veces quedándose a penumbras también opta por no elegir el camino correcto y opta por ser injusta. No subyace en este libro ningún interés mayor que el de recomendar a mis compañeros de judicatura que sean conscientes de su humanidad, como también lo fui yo al leer todos estos casos y los errores que se cometieron. Porque al final, la justicia la imparten personas a otras personas.

Nada más y muchas gracias.

Portada del libro