Articles d'opinió

Tras las terribles disputas en el Parlament, que se saldaron con dos diputados de CIU tránsfugas y una gran colección de insultos y descalificaciones, el bloqueo parlamentario ha tocado a su fin. Martí Müller es el nuevo President de la Generalitat. Pero la tardía elección no es el fin, sino el principio de un largo sendero que Catalunya debe construir, para convertir al País en una nación europea, y no en una comunidad autónoma transicional como Murcia o Extremadura.

Por delante existen muchos retos. El primero ya lo ha conseguido, y es congregar al nacionalismo en un solo partido. Con el BLOC esfumado y CIU sumida en el caos, el PSUC tiene vía libre para hablar en nombre del catalanismo, que ya es mucho. Pero el problema del Govern quizá no sea la oposición política, sino la oposición social. El Tribunal Constitucional y la Conferencia Episcopal Española, tendrán seguro algo que decir en las leyes que vendrán, como la Ley de Normalización Lingüística, o la previsible propuesta de concierto a la vasca. Los catalanes no queremos ser menos, y muchas cosas tienen que salir mal para que Catalunya no tenga una estructura fiscal propia. El problema no será cuándo, sino cómo.

La legislatura ha comenzado con disputas y malos modales, en una triste demostración de poca educación política. Pero sólo el tiempo dirá si las aguas se calman, o si se tornan turbias y el ambiente de crispación actual sea el que reine en el mar llamado Parlament, en el Océano Catalunya. De todos dependerá, del Govern y de la Oposició.