[Consecuencia Social]: Jesús Hermida en TVE1: "España necesita un gobierno de coalición nacional"

Parecía cuestión de tiempo que el terrorismo (quien está marcando últimamente todos los titulares de nuestro país) llegara a las calles de las principales ciudades del Estado -en ésta ocasión, tan solo Madrid- una vez que el Gobierno del PP llegó al poder hace casi ya año y medio y demostró su incapacidad de control sobre nuevas infraestructuras filo-terroristas en auge que ponen en duda la estabilidad de la débil democracia en España. El pasado sábado fue detenido en Andorra un Galista en una operación importante por parte de las Fuerzas de Inteligencia del Estado que demostró los movimientos en auge por parte de la banda terrorista GAL. No se había sabido nada del asunto hasta hoy, cuando se ha filtrado la noticia tras la escalada de acontecimientos sobre el rescate de la mujer de Diéguez en un presunto intercambio negociado entre GAL y Gobierno, que éste último habría roto en el último suspiro, siendo responsable de la muerte de un Español de 57 años, en paro y sin vivienda que se encontraba en la Plaza Gaudí (lugar donde se procedía al intercambio) en Barcelona, así como la herida de otro hombre de 30 años, también de procedencia nacional.

El gobierno parece incapaz de responder ante tal escalada de acontecimientos (de galistas), pues como ya sabeos el lunes por la noche, hace unas semanas apareció el cadáver del fallecido y fundador de FE-JONS (a), el señor Julián Benito-Yeste. Un caso sin cerrar todavía, pese a que todos los indicios señalan a la banda terrorista fascista.

De tal modo, en el día del 6 de Diciembre, tras la manifestación en protesta por "una democracia real, una constitución real" o como quieran llamarlo, ha resultado inevitable la respuesta anarquista en las calles, surgida casi espontáneamente, cosa de la que un servidor duda.
El terrorismo callejero siempre ha supuesto el comienzo de actos de mayores palabras, y en un contexto como el que está viviendo nuestra joven democracia, ésto no puede ser permitido por mucho mas tiempo. Y eso lo saben, no sólo los agentes de las Fuerzas de Seguridad, sino también los dirigentes de los diferentes partidos políticos. Así, llamo a un gobierno de coalición en éste país, que el gobierno demuestre una vez mas su capacidad de liderazgo, la oposición su orgullo nacional y democrático y toda la extrema izquierda de éste país, minorizada en el parlamento, decida si se coloca con los vencedores, con nosotros, con el pueblo, con la democracia. O si bien, prefieren de nuevo elegir el bando de los perdedores, el del terrorismo.

Si bien agradezco siempre poder escuchar la opinión del señor Hermida, en esta ocasión, difiero de su postura. El terrorismo y el vandalismo son aspectos preocupantes que afectan a nuestro Estado, pero, a día de hoy, no creo que pongan en riesgo real nuestro sistema democrático y, por tanto, no veo que tenga que ser por ello motivo de Gobierno de coalición. Es preciso seguir trabajando en la seguridad contra el terrorismo, y esa es una actitud que es posible mantener, perfectamente, sin Gobierno de coalición.

Al señor Urrutia, cuyas declaraciones vuelven a escalofriarme, alguna noción un poco más acertada sobre los conceptos que ha nombrado. La correspondencia de «demos» con algún término actual no se ajusta a «pueblo» en el sentido, menos, de «pueblo español», por ejemplo. Más bien, «demos» se correspondería a algo semejante a «tribu» o «clan». Los ciudadanos de la democracia que menciona recibían su condición como tales en función de su pertenencia a una «demos» -atendamos, por ejemplo, al caso de Eufileto, hijo de Hegesipo- y «cratos», se correspondería más con «poder» que con «gobierno»... La noción, por tanto, a la que hace referencia el señor Urrutia sería, más bien, la de «poder de los clanes»... También cabe resaltar que lo que proponían en todo caso los griegos no es, como dice el señor Urrutia, la democracia... eso es también inexacto... Así que tratar de describir la verdadera democracia a través del sistema ateniense es, cuanto menos, meterse en un jardín de espinas...

Pero, incluso así, el señor Urrutia sigue considerando que una minoría violenta tiene más derecho a decidir que quien ha ejercido su voto. Dice también que la democracia no es tan solo votar cada cuatro años, y es cierto... Significa también rendición de cuentas por parte de los representantes, y las elecciones sirven para ello, más allá de otros mecanismos que puedan abrirse; las instituciones pueden consultar al pueblo en los temas en que considere oportuno, los ciudadanos pueden participar en las organizaciones políticas, promover iniciativas legislativas, opinar e influir con su opinión pacífica, etcétera... Y todo ello, en España, se da... El análisis del señor Urrutia es, por tanto, extremadamente pobre.

En relación a la soberanía, convendría definir qué es exactamente soberanía. Si usted nos dice que soberano es quién decide en situaciones de excepción, según su definición, la democracia no ha existido, no existe y no existirá nunca, ni aquí ni más allá. Y no existirá porque siempre habrá algún grupo a quien se delegue, mediante la legislación pre-existente, las funciones de regir la comunidad cuando ésta se halla en situación de excepción y, consecuentemente, no puede reunirse en asamblea. Lo que nos lleva a otra posible concepción que puede tener de «soberanía», siendo soberano aquel que decide cotidianamente... Tal caso nos llevaría a que España, para ser una democracia, precisaría de una reunión cotidiana de 30 y pico millones de personas en las calles madrileñas debatiendo y votando. Es un absurdo porque es impracticable. En las polis griegas a las que usted hacía referencia, apenas tenía derecho a participar en política, como mucho muchísimo, siendo generosos, un 30% de sus habitantes e, incluso, hubo momentos en Atenas donde hubo que pagar para poder asistir a las Ekklesias –es decir, a las asambleas. Es decir, lo que usted propone ya era un absurdo en esa Atenas maravillosa, porque ya era impracticable. Si pretendemos encajar soberanía con democracia, el único concepto válido sería aquel que estuviera relacionado con quién tiene la capacidad de cambiar de sistema o quien tiene la capacidad de modificar la norma fundamental que define un Estado. En este caso, el pueblo español sí es soberano, pues los rasgos fundamentales del Estado no pueden verse modificados si no es con el consentimiento del pueblo español.

Debo reconocer, también, que me inquieta su último enunciado... Me recuerdo mucho a la concepción de democracia que justificó el ascenso del nazismo. Y no digo más.

Carlos Lerner a la salida de Ferraz

El Gobierno de España tiene el apoyo del Partido Socialista Obrero Español para luchar contra el terrorismo. Quizás no un gobierno de coalición nacional, pero donde sí hay una coalición nacional es en la política antiterrorista que todos compartimos y desde la llegada de la Democracia a España, eso ha sido una realidad que seguirá latente, ojalá, para siempre.