Comparecencia del Presidente del Gobierno y del Ministro de Defensa (GOBIERNO)

CARLOS LÓPEZ BARROSO
PRESIDENTE DEL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS

Señorías, se abre la Sesión de comparecencia del Presidente del Gobierno y del Ministro de Defensa.

Tiene la palabra el Presidente del Gobierno de la Nación, don Fabián de la Torre.

Federico Trillo
Ministro de Defensa

Gracias, señor Presidente de la Cámara. Señorías;

Comparezco ante el Congreso de los Diputados para dar cuenta de la situación de crisis acontecida el pasado mes de diciembre en la ciudad navarra de Pamplona tras la manifestación y los atentados que derivaron en un inaceptable e ilegal asalto del Parlamento de Navarra.

Quiero comenzar por reiterar el más sentido pésame del Gobierno de la Nación a los diez agentes de la Guardia Civil y de la Policía Nacional que fallecieron en las dos explosiones suicidas que se produjeron a las puertas de la Cámara navarra.

Este tipo de acto terrorista, con la inmolación de sus autores, nos desvela un irracional extremismo que desconocía no sólo España sino todo occidente. No es normal que dos personas se hagan volar por los aires para atentar contra el orden y la vida de los agentes. Este hecho dramático sin precedentes deberá llevarnos a una profunda reflexión.

Empezando por el principio, Señorías, voy a hacer una cronología de lo acontecido en la ciudad de Pamplona el día de los hechos y en sus horas previas.

Dos semanas antes de la manifestación, el disuelto partido Unión Navarra solicitó a la Delegación del Gobierno en la Comunidad Foral de Navarra la preceptiva autorización para convocar una concentración ciudadana en el entorno de la sede parlamentaria de la Comunidad. El Gobierno, tras el estudio de la documentación enviada y observando que no concurrían motivos para su denegación o prohibición, autorizó la convocatoria.

Acto seguido, el Presidente del Gobierno (insisto, el Presidente del Gobierno nada más y nada menos) dictó la orden siguiente a un servidor como Ministro de Defensa y al señor Gallardón, aquí presente, como Ministro del Interior. Esta orden está sellada y firmada en el Palacio de la Moncloa el día antes de la manifestación del 1 de diciembre. La leo en su totalidad y literalidad, Señorías [FDP. Puede dar fe de esta literalidad la Administración]:

Asaltar un Parlamento autonómico es un delito tipificado en el Código Penal.

Doy orden directa de que todas las unidades disponibles en Pamplona de Policía Nacional y Guardia Civil entren en alerta. Se establece desde las 7:00 horas del día de la manifestación un perímetro de seguridad a 300 metros del edificio sede del Parlamento Navarro. La dotación del dispositivo será de 400 agentes uniformados, 30 de ellos a caballo. Se advertirá a todo manifestante que los intentos de sobrepasar el cordón son un delito y serán respondidos con una sola advertencia previa, y en ningún caso con fuego real ni pelotas de goma; se utilizarán, exclusivamente, chorros de agua a temperatura de 15 grados y si fuera sumamente necesario, siempre PREVIA ORDEN del Delegado del Gobierno (que pasa a estar en comunicación directa conmigo desde este instante), mediante carga policial.

Informen de cualquier altercado que se produzca desde ahora mismo.

Ésta fue la orden que de inmediato se puso en marcha para mantener el orden alrededor del edificio del Parlamento. Es un dispositivo absolutamente amplio y suficiente para garantizar la legalidad de la concentración. Bien.

Poco antes de la hora prevista de llegada de los manifestantes, se producen dos explosiones de mediana potencia que matan a los dos sujetos que portaban los explosivos y también a diez agentes del dispositivo desplegado. La confusión y la alarma son tales que, de una forma absolutamente impensable*, las explosiones acaparan toda la atención de los cuatrocientos agentes desplegados en torno al parlamento. Y no sólo eso, sino que además siete terroristas se saltan el cordón, recorren los trescientos metros de distancia cautelar y, desconocemos cómo o por dónde, se internan en el edificio atrincherándose dentro*.

Mientras parece calmarse la situación exterior con el desalojo de los cuerpos y la disolución de la concentración, los agentes del orden se percatan* de la invasión de la sede parlamentaria al observar que las banderas nacional y autonómica no ondeaban en la fachada. Esta situación se confirma con la emisión de diferentes bandos o declaraciones de los sublevados desde el interior del edificio, desconocemos con exactitud cómo y a través de qué medios* ya que luz y teléfono estaban cortados y el perímetro tomado.

Bien. Estos hechos se producen a lo largo del día 1 de diciembre. El día 10*, como si los nueve precedentes no hubieran existido [FDP. Decisión inédita de adelantar la fecha durante una crisis institucional] el Gobierno de la Nación es informado de que los sublevados continúan en el interior del Parlamento. Ante tamaña falta de rigor, el Presidente del Gobierno destituye al Delegado del Gobierno en Navarra por no cumplir diligentemente con sus funciones al tiempo que el Gobierno de la Comunidad Autónoma nos informa de que se encuentra desbordado por la situación.

Así, el jefe del Ejecutivo convoca un Consejo de Ministros que acuerda la inmediata declaración del Estado de Alarma previsto en el artículo 116 de la Constitución en la Comunidad Foral, dando inmediatamente cuenta a este Congreso de los Diputados como marca la ley. Hecho esto, las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado en Navarra quedaron bajo mi mando y el del Presidente del Gobierno. Normalizada la situación, se trazaron dos planes de asalto al negarse los invasores del parlamento, en dos ocasiones, a cesar en su actitud y deponer las armas.

Un grupo especial de las Fuerzas Armadas ingresaron en la sede parlamentaria en la mañana del día 11, y en el intercambio de disparos con el que fueron recibidos fallecieron dos terroristas, según informes forenses posteriores por fuego de las armas de sus compañeros. Ninguno de los agentes fueron heridos y detuvieron a los cinco criminales restantes.

Restablecida la normalidad definitivamente, y con la retirada de las fuerzas extraordinarias de las calles navarras, el Gobierno de la Nación devolvió el mando a las autoridades autonómicas y, ya que no está previsto en la Constitución derogar o cancelar el Estado de Alarma, dejó que éste se extinguiera en sus propios términos a los quince días de su declaración.

Los detenidos forman parte de un pequeño grupo armado conformado, por lo que sabemos, por ellos mismos. Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado lo dan por disuelto a expensas de la investigación judicial en curso.

Es todo por mi parte. Nada más y muchas gracias.

(Aplausos del PP)
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FDP. Los * son aquellos hechos a todo punto absurdos o inverosímiles, fruto del trabajo de la administración y que por tanto el Gobierno no puede explicar DDP teniendo en cuenta que tampoco a él le han sido razonados tales hechos.

CARLOS LÓPEZ BARROSO
PRESIDENTE DEL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS

Gracias, señor Ministro. Ahora sí, señor Presidente del Gobierno, adelante. Después abriremos el debate al resto de los grupos.

Fabián de la Torre
Presidente del Gobierno

Gracias, señor Presidente.

Señorías, quiero comenzar del mismo modo que el Ministro de Defensa compartiendo mi más sentido pésame con las familias de los diez agentes del orden que perecieron en acto de servicio durante los acontecimientos que hoy pretendemos exponer. Merecen nuestra mayor admiración y el más profundo respeto.

(El Presidente hace una pausa de respetuoso silencio en el Hemiciclo)

No pretendo entretenerme en las cuestiones digamos probadas que a buen seguro podremos discutir en el debate subsiguiente. El Ministro de Defensa ha explicado con rigor y veracidad, como no podía ser de otra manera, las decisiones técnicas y políticas adoptadas por este Gobierno durante los días anteriores y siguientes al Estado de Alarma que se declaró en Navarra a instancias mías. Nada puedo yo añadir a su exposición más que el firme refrendo de todas sus palabras.
Pero concretamente una parte de su intervención es la que particularmente me parece absolutamente clave. Dice bien el Ministro cuando afirma que “no es normal que dos personas se hagan volar por los aires para atentar contra el orden y la vida de los agentes. Este hecho dramático sin precedentes deberá llevarnos a una profunda reflexión.”

Señoras y señores Diputados, España lleva casi dos años sumida en una vorágine de hechos trágicos, en un ambiente prerrevolucionario que no se corresponde con la actual situación política del país que es ampliamente mejorable pero en ningún caso se encuentra en una crisis sin atisbos de mejora. La estabilidad política es inigualable en tiempos de democracia y la vertebración del Estado lleva un ritmo de crucero que no nos impide ver con claridad un horizonte aún plagado de desafíos.

A nadie escapa que desde la disolución anticipada de la Cámara Catalana he pretendido, con mayor o menor acierto pero siempre amparado por la Constitución, la ley y la legitimidad de las urnas, racionalizar la política autonómica. Es evidente que todos mis intentos por controlar una situación como la actual han fracasado. Pero es también evidente, señorías, que en modo alguno se puede atribuir a este Presidente o a su Gobierno la responsabilidad del clima explosivo que se respira en según qué autonomías.

Ese clima, señoras y señores Diputados, ha matado ya a catorce personas. Sí, esta es la cruda realidad. Me repetiré en mis palabras; el extremismo al que se ha pretendido llevar a la opinión pública española está causando estragos y los responsables deberán comparecer públicamente para asumir sus responsabilidades. Aquellos…

(El Presidente es interrumpido por una sonora ovación del Grupo Parlamentario Popular)

Sí, aquellos que han promovido con sus actos desmedidos y sus palabras demagógicas esta grave situación, que no va a volver a repetirse porque este Gobierno no lo va a tolerar, deberán hasta dónde creen que se puede llegar en las reivindicaciones políticas, legítimas o no, que deseen llevar al debate de la sociedad. No todo vale en el juego demócrata, y sin embargo, insisto, la deriva nacionalista que llevamos varios meses sufriendo se ha cobrado ya catorce vidas.

Concebimos el Estado de las Autonomías como una forma eficaz de prestar servicios a los ciudadanos acercándolos a los pueblos y ciudades y adaptándolos a cada territorio. Y en ningún caso para organizar una suerte de carrera competencial ni una monumental chapuza.

Habrá que dialogar, y ya he anunciado la convocatoria de sendos foros en el que tratar la cuestión autonómica con el rigor que ésta merece. Pero el diálogo se realiza en parlamentos, en mesas, en convenciones o cumbres. No se puede exigir cambio o progreso invadiendo parlamentos ni instando a levantamientos. (Entre aplausos) ¡Esa parte de nuestra Historia ya terminó, Señorías, y ahora la democracia se hace en la Cámara y en las urnas!

Esta crisis por la que responde hoy mi Gobierno debe enseñarnos de una buena vez hasta dónde se puede llegar. Señorías, no puede repetirse. Ni ataques a sedes, ni bombas, ni asaltos ilegales, ni colapso de ciudades, ni muertos. Basta ya. Se han perdido los papeles por un sistema que está en sus inicios, señoras y señores Diputados. A quienes han promovido estos movimientos se les ha ido la situación de las manos. España se encuentra en un momento histórico inigualable buscando la plenitud de la libertad, la democracia y pronto la recuperación económica. ¿Es ésta una situación por la que deban morir personas? ¿Estamos acaso al borde del abismo? ¡Señorías, esto debe terminar!

(Nueva ovación del Grupo Popular)

Señor Presidente, señoras y señores Diputados, no puedo dejar de hacer mención al último matiz de esta situación, matiz sin precedentes. Desde la muerte de Franco hace ya casi seis años, el Estado ha sufrido varias crisis. Zaragoza, el Ministro Castellano, el general Armada, son nombres propios que han puesto en jaque nuestra democracia. Y sin embargo, en todas ellas la Oposición estuvo del lado del Gobierno, siendo en cada ocasión un Presidente diferentes. Pero aquí, Señorías, nos hemos encontrado una Oposición del no, del nunca, del no queremos ayudar ni proponer. Una Oposición que lejos de ponerse a disposición del Gobierno le amenazó desde sus instituciones, ¡sí, sí, señorías, este Gobierno fue amenazado por la Oposición en plena crisis institucional! Lo nunca visto, presionar al Gobierno central con la disolución en bloque de los Parlamentos autonómicos. Señor Lerner, deberá usted dar alguna explicación de semejante ataque desleal y rastrero que no les va a salir gratis.

(Encendidos aplausos del GPP)

Señorías, voy acabando. Ha sido éste un discurso encendido pero la situación a la que se ha enfrentado en solitario el Gobierno ha sido igual de intensa. Espero haber dejado clara la postura del Gobierno e insisto, como no dejaré de hacer, en que esta espiral ha llegado a su fin. Ha sido ya suficiente.

Muchas gracias.

(El Gobierno y el Grupo Popular ovacionan en pie al Presidente mientras vuelve a su escaño y durante algunos segundos más)

CARLOS LÓPEZ BARROSO
PRESIDENTE DEL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS

Gracias, señor Presidente del Gobierno. Señorías, tienen la palabra los grupos parlamentarios... Espero que con mayor celeridad. (Mira reprobadoramente a De la Torre) Adelante.

CARLOS LÓPEZ BARROSO
PRESIDENTE DEL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS

Bien, Señorías, ya que nadie más parece querer intervenir, pueden los comparecientes cerrar el debate.

Fabián de la Torre
Presidente del Gobierno

Gracias, señor Presidente. Gracias también a usted, señor Lerner y bienvenido, si me lo permite, a su nueva labor que espero desempeñe con rigor y responsabilidad por el bien de España.

Quiero hacer un matiz antes de entrar en el fondo de la cuestión; señoría, los manifestantes que hicieron estallar las bombas no atravesaron el cordón policial. Lo volaron por los aires. No es que el dispositivo fallara (que falló porque después nadie continuó en sus puestos), sino que fue atacado brutalmente.

Por otra parte y a nivel compentecial, señor Lerner, las actuaciones fueron las correctas. Si Navarra se vio desbordada, tendrá que depurar responsabilidades políticas su Parlamento. Este Gobierno, cuando alguien se lo pide, actúa. Con Navarra y con cualquier otra Comunidad que lo pueda necesitar. Con cualquiera.

Ahora ya entro en las cuestiones que ha planteado, señoría, con bastante poco acierto si me lo permite.

Señorías, señor Lerner, nada cambia. Estamos como estábamos al término de mi intervención, lo cual no sólo me sorprende sino que me alarma en demasía. Quizás a algunos de ustedes no les haya pasado desapercibido, Señorías, que el líder de la Oposición no ha condenado los hechos que aquí se analizan hoy. Ha dicho que son terribles, ha lamentado las muertes (sólo faltaría, en realidad) y ha exigido todas las responsabilidades exigibles. Pero, señoras y señores Diputados, el Partido Socialista se ha negado a condenar las actuaciones demagógicas y antidemócratas que han puesto en riesgo la estabilidad del Estado. El Partido Socialista ha decidido ponerse del lado de los que apuestan por la fuerza bruta para derribar instituciones demócratas y democráticas. Estoy asombrado, estoy apesadumbrado, pero por encima de todo estoy decepcionado.

Su discurso, Señoría, va a pasar a la historia de esta Cámara como aquél que amparó bajo el lema de la democracia unos hechos profundamente graves. ¿Se atreve usted, señor Lerner, a pedirme responsabilidades en nombre de la democracia cuando no ha condenado de forma directa y tajante los hechos que derivaron en el atentado y la invasión del parlamento de Navarra? ¿Con qué derecho, Señoría, puede usted decir que yo voy "contra la legitimidad de los gobiernos autonómicos elegidos por los ciudadanos" por querer aplicar la Constitución? ¿Usted cree que aplicar la Constitución daña la legitimidad? Entonces, ¿cuál es el siguiente paso, Señoría? Por ejemplo, ¿va usted a decidir que la moción de censura no requiere la mayoría absoluta que dicta la Constitución y va a liquidarme con 130 Diputados? ¿Cree usted que el derecho a la libertad de expresión recogido en la Norma Fundamental es conculcable? Sé que sí, porque usted defendió al Ministro que intentó arrebatárnoslo a todos, pero ¿cree de verdad que la Constitución carece de legitimidad? ¿Quizás la rémora del triste voto abstencionista de su predecesor en la histórica sesión de esta Cámara que aprobó la Carta Magna aún pesa sobre el PSOE? Señorías, si no les gusta la Constitución, primero, tuvieron oportunidad de procurar que fuera diferente y no lo hicieron; segundo, propongan su reforma de acuerdo a la ley; y tercero, respétenla de una buena vez.

(El GPP estalla en una ovación contenida durante las preguntas retóricas del Presidente)

Yo voy a hacer cumplir la ley porque ése es mi deber, señor Lerner, y no voy a dejar de hacerlo jamás. Cumpliré siempre y a rajatabla con la Constitución como ustedes no hicieron cuando ocupaban mis responsabilidades. Ésa es la diferencia radical entre su Gobierno y el mío.

Señorías, yo he asumido aquí que todos los intentos por controlar el Estado autonómico desde la promulgación de los Estatutos de Autonomía están fracasando. Usted me ha dado la razón. Bien. ¿Y qué mas? ¿Alguna propuesta? ¿Alguna aportación? ¿Quizás el ofrecimiento al diálogo? No. "Señor Presidente, es usted quien amenaza a los parlamentos autonómicos", "señor Presidente, es usted un irresponsable", "señor Presidente, cómo afrontará en el futuro una situación parecida"... Me acusa usted de muchas cosas, Señoría, y no aporta nada al debate. No propone una vía alternativa a mi forma de actuar sino que se limita a atacarla desde la comodidad de una posición de la que no se espera nada. Los días en los que el jefe de la Oposición acudía a Moncloa para prestar sus servicios al Gobierno como mejor supiera parecen ser Historia y, señor Lerner, no fui yo quien pasó esa página.

(Aplausos del GPP))

Voy a dejar clara una cosa. Señoras y señores Diputados, la Constitución es lo más legítimo que hay en este país, por encima de cualquiera de nosotros y de cualquier institución del Estado. Los españoles se la dieron a sí mismos y ese acto soberano es in-sos-la-ya-ble. Por o tanto, quienes me acusan de conculcar la democracia por la aplicación de cualquiera de los artículos de la Constitución está atentando contra la soberanía nacional. Señorías, si no les gusta el artículo 155, ¡¿puede alguien explicarme por qué nadie lo enmendó siquiera en la Ponencia Constitucional de la que las actas están a disposición de la Cámara y todos sus miembros?! Ni el PSOE, ni el PCE, ni la extinta UPV, nadie de tantos que ahora se llevan las manos a la cabeza propuso siquiera enmendar el artículo. ¿O acaso, Señorías, es que sólo es ilegítimo el artículo 155 desde que yo soy Presidente?

(De nuevo ovaciona el PP)

Señor Presidente, señoras y señores Diputados, España ha estado 40 años con un Gobierno que era la Ley. Después estuvo dos con un Gobierno que se saltaba la Ley. Ahora este Gobierno, señorías, adopta, acata y respeta la Ley, allá donde actúe y de la forma en que lo haga. Nuestras acciones han sido siempre democráticamente legítimas y legalmente intachables. Si no les vale tienen ustedes un problema. Pero el Estado de Derecho funciona así y así lo seguirá haciendo mientras yo sea el Presidente de este Gobierno.

Muchas gracias.

(El Gobierno y el Grupo Popular ovacionan, esta vez en pie, al Presidente mientras vuelve a su escaño y hasta que se levanta la Sesión.)

CARLOS LÓPEZ BARROSO
PRESIDENTE DEL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS

(Toma asiento tras el aplauso)

Gracias, señor Presidente. Se levanta la Sesión.