"Hace diez años se consiguió sorprender al mundo entero, y vamos a hacer lo mismo ahora" ((R. AZNAR))

Gregorio Martínez, para Diario 16

Ministro Aznar, desde que asumió la responsabilidad del área económica todos los procesos de reforma fueron paralizados ¿Por que aun no se han efectuado los planes de privatizaciones de las empresas públicas deficitarias como había afirmado el Gobierno semanas después de asumir las responsabilidades? ¿Por que aun no se ha completado la llamada ''renovación tributaria'' que habían prometido, con los pilares básicos del IVA, Impuesto sobre Sociedades e Impuesto a la Renta Física?

¿Cuales son las expectativas y las estimaciones que hace usted respecto a la economía? ¿Asegura que en el próximo año España volverá a la senda del crecimiento? ¿Cuales son sus expectativas para la inflación? ¿Como podrá realizar una política económica expansiva con el nivel de déficit público actual, y el riesgo que supone para una escalada inflacionaria dichas medidas?

¿Se ha propuesto dimitir si su Plan Económico no obtiene los resultados esperados?

Gracias.

Mire señor Martínez, esto mismo que me está preguntando lo dije en la COPE, tal y como se vio reflejado en su Parte Vespertino. Las razones por las que no continuamos con las privatizaciones de empresas públicas es porque de hacerlo ahora, rápido y corriendo probablemente se malvenderían. Esa es una razón, la otra es que podría ocasionar desequilibrios en los sectores en cuestión, al tener muchas de ellas privilegios monopólicos. Me explico: por mucho que deroguemos los vetos legislativos y permitamos la libre competencia, ninguna sociedad está capacitada ahora mismo para competir libremente con empresas como Renfe, Endesa o Telefónica, por ejemplo, lo que nos llevaría a una situación donde estas empresas tendrían igualmente el control total de su sector, pero esta vez estarían gestionadas por el capital privado. Para la sociedad puede ser peligroso este escenario, por lo que para evitarlo propongo lo que se está empezando a perfilar: eliminar todos los monopolios otorgados hasta el momento -y prohibir, claro está, otorgar de nuevos-, y dar el tiempo suficiente para que se consolide un sistema de libre competencia en todos y cada uno de los sectores económicos legalizados. Cuando se haya llegado a esa situación, se procederá a privatizar todas esas compañías, pero hasta entonces las empresas públicas competirán con las de iniciativa privada.

La segunda pregunta que me ha hecho es de sencilla contestación. Mire usted, una reforma fiscal no se puede hacer de un día para el otro, hay que medir muy bien lo que uno propone y pensar siempre en si es justo, y en las consecuencias en la economía que pueda acarrear. Sin embargo tampoco vamos a tardar mucho en presentar los primeros esbozos, y creo que antes de que termine el mes de Marzo, presentaremos el proyecto de ley ante el congreso de los diputados.

Luego, nuestras expectativas son positivas para el largo plazo, a un o dos años: estamos aplicando duras medidas que ahora pueden provocar crecidas en el desempleo y disminución de la producción, pero que después van a ser las responsables de una economía sostenible que, a mi parecer, no tendrá nada que envidiar con el período de mayor progreso de toda la historia española, el llamado "milagro español". Eso solamente se puede conseguir reduciendo la inflación, mejorando la productividad, siendo líderes en investigación e innovación, que nuestros productos sean competitivos en el mundo y convirtirnos en una potencia exportadora, y controlando el déficit público... ¡este es el verdadero objetivo de las medidas que hemos aplicado o que vamos a aplicar!

Respecto a nuestra futura política expansiva, decirle solamente que no vamos a aplicar en ningún caso las medidas que dictó Mayard Keynes, porque lo único que generaría sería más inflación, algo que por cierto nos sobra. Nuestra política va estar destinada al fomento de las exportaciones, mediante la mejora de la competitividad de los productos nacionales.

Y por último ya, yo no voy a dimitir, en principio. Mi honor como persona queda por debajo del servicio que le pueda prestar a mi nación, de lo que mientras conserve mis facultades mentales, estará siempre disponible. Llegado el hipotético momento que aun habiendo tomado todas las medidas que había previsto no hay resultados, pondré a la disposición del jefe del gobierno y del jefe de estado mi cargo para que sospese mi continuidad o no al frente de la economía del país.