Perspectiva Liberal, editorial política de Federico Santos

El grave error del Rey

Unir a todos en un gobierno de concentración nacional ha sido el peor error que Su Majestad podía haber cometido: la inestabilidad y la inacción serán ahora los reyes de esta España turbulenta

Cuando Esteban Armada fue elegido Presidente del Gobierno tras haber ganado las elecciones, todos esperamos una continuidad respecto a la extraordinaria labor acometida por Adolfo Suárez en cuanto a la profundización de la democracia. Y fue así, que se sancionaron las primeras leyes de libertad de prensa, de expresión y se derogó al sindicato vertical permitiendo la libertad de huelga, manifestación y sindicalización.
Pero la crispación fue en aumento, y la división entre el Gobierno y la oposición de izquierdas fue notable, a puntos de extrema tensión. Una izquierda dura que buscaba romper el sistema desde sus raices, y un Gobierno que buscaba seguir en una transición hacia la Constitución. Cuando el Gobierno intentó frenar la amenaza política del PCE al desafiar a la justicia, los aliados del PLD huyeron para evitar que una medida no comprendida afectase su desempeño electoral, porque la clase política en España ha descubierto algo nuevo: el electoralismo, y su especulación vale oro. Estas divisiones ralentizaron el debate sobre la Constitución. Porque recordemos que Armada esperaba hacer una Constitución pre-pactada, esto es, evitar la división en hemiciclo y el debate eterno en el Congreso y pactar con las fuerzas moderadas una Constitución democrática que resguarde un sistema de libertad y un Estado de Derecho moderno para llegar al Congreso con un texto consensuado. Evidentemente esos pactos se hicieron cenizas.

El rejunte

El Rey, en su intento por mediar, impulsa un Gobierno de concentración, un Gobierno que Armada sabía y sabe que no funcionará porque significará la paralización total de las políticas de gobierno. Y es así que Armada decidió dimitir, en un acto de sensatez. Su vicepresidente, menos confrontativo y dispuesto a llevar esa responsabilidad fue el candidato para este nuevo gobierno. Pero debemos preguntarnos, sin pecar de desestabilizadores ¿Podrá de la Torre llevar a cabo el Pacto de la Moncloa? ¿Tendremos Constitución antes de finalizar el año? Mi pronóstico: tendremos elecciones anticipadas antes de 1979, y sin texto Constitucional.

¿Como se puede sostener un Gobierno que no tendrá ninguna capacidad de acción y respuesta ante los problemas que afectan ahora mismo a los ciudadanos? Es evidente que un gobierno que tiene las manos atadas a un Pacto sin poder actuar de forma ejecutiva se quebrará antes de fin de año. Porque ¿Que sucederá cuando las inversiones empiecen a retroceder? ¿Que sucederá cuando el paro llegue al 10%?

El peor signo de inestabilidad económica es un gobierno como el que se propone. Sabemos que las políticas económicas de estabilización del Plan Armada (aumento de tasas de interés, revaluación cambiaria y austeridad fiscal) han tranquilizado a los mercados, disminuído la inflación y estabilizado las variables para la inversión externa, pero ¿hasta cuando? Si el Gobierno no empieza de una vez con su plan de privatizaciones, de continuar la revaluación cambiaria, de seguir en la contracción monetaria y de generar un plan fiscal de ahorro intensivo, España caerá en los mismos problemas que en 1974-1975 tras el éxito del plan de estabilización de 1968.

Y el enfoque es este, el cotidiano, y no hay lugar para centrar el análisis: porque cuando los ciudadanos no pueden consumir, cuando pierden el empleo o cuando su dinero cada día tiene menos valor no hay gobierno que pueda sobrevivir.

España necesita estabilidad, pero hoy se ha propuesto una Moncloa que no es otra cosa que una bomba que estallará en cualquier momento.

Por Federico Santos.