Retransmisiones litúrgicas

Somos testigos y testigas,
de tu poder,
de tu sensibilidad,
de tu amor.
Caminamos hasta el fin del mundo,
predicando el evangelio.
Somos comunidad del camino,
del compromiso,
de la solidaridad.

Tu fuego, como llama viva,
se difunde,
nos compromete,
nos hace comunidad.
Tu Santo Espíritu,
está sobre nosotros y nosotras.
El Emmanuel bendito,
nos consagra para que llevemos
buena noticia a los pobres,
a anunciar libertad a los presos,
a dar vista a los ciegos,
a poner en libertad a los oprimidos,
a anunciar el año favorable del Señor.

Por eso Jesús,
no podemos quedarnos
mirando irresponsable
y pasivamente al cielo,
debemos transitar
el camino del compromiso
y la acción.
Tu Espíritu Jesús,
es fuego,
calor que aviva,
compromete,
y despierta,
nos lleva por el mundo
nos identifica con los que sufren,
con los marginados,
con los empobrecidos.

Pentecostés,
es poder y amor,
solidaridad y lucha,
es vida en abundancia:
Para que el mundo crea.
Para que vean cuanto nos amamos,
cuanto les amamos.
Tu Espíritu es consolador,
liberador
es presencia viva
en medio de tu pueblo,
de tu comunidad.

Nos acompaña
por todo el mundo,
en nuestros actos,
en nuestro compromiso
de todos los dias
con la gente que sufre,
con los pobres,
con tu pueblo.
¡Pentecostés,
es la alegría
de la Iglesia viva que camina!

Aplausos y gran ovación

Excelentísimo señor arzobispo. Excelentísimo señor alcalde. Ilustrísimas autoridades. Amigos y amigas todos. Hoy que celebramos una fiesta poco conocida, tengo el orgullo de poder honrar con un pregón este acto de Pentecostés. El poema que acabo de leer no es mío, más quisiera. Es obra de uno de los grandes de la lírica de este país y amigo personal al que mando desde aquí un saludo. Obed Juan Vizcaíno Nájera, ese es su nombre, y esta su pasión por la iglesia.

Melancolía triste y apagada, que has descubierto uno de todos los parajes de esta amada España, tu ciudad centrada Madrid. Una Madrid que vive en júbilo que hace 15 días se nos apareciera a los creyentes el Espíritu Santo. Una Madrid que con alegría vive la subida del señor a los cielos. La Madrid abierta que queremos, en la que sus gentes, sus personas, sus ideas, sus sueños pueden y deben hacerse realidad.

Esta es nuestra Madrid, una Madrid de los pesares que ''de a pocos'' ha sabido abrirse y hacerse frente ante la adversidad. Esta es mi Madrid, la que combina luces y sombra. Amor y odio. La Madrid del porvenir, la de Cristo y la de todos. Mi Madrid no se localiza en una nación llamada España, mi Madrid se localiza en mi corazón y en el corazón de toda una Iglesia. La Madrid de la dignidad y el respeto. ¡Tú eres Madrid!

En este día que hoy celebramos, es el momento idóneo de un recogimiento para la celebración de una fiesta amada y respetada en una Villa celestial, la Villa de Madrid. Un enclave en el centro, centrista de la España de las luces y los faros. ¡La Madrid que de el cielo hoy baja aquí!