- Juan Lara
- Cantidad de envíos : 5718
Fecha de inscripción : 03/04/2010
Juan Lara Colunga
Mar 21 Jun 2011 - 0:11
Juan Lara Colunga nació el 20 de Septiembre de 1945 siendo el menor de tres hermanos Antonio, Simón y el mismo.
Su nombre, aunque simple, le fue puesto en honor a su abuelo paterno Juan Lara Gómez un minero del concejo de Quirós militante del PCE y combatiente del bando republicano. Este murió fusilado tras ser apresado por el frente nacional. Esto hizo que su abuela paterna, Encarnación, decidiera irse a vivir a Avilés con sus hijos Santiago, Azucena y Antonio, padre de Juan al término de la Guerra.
En Avilés Encarnación y su hija Azucena empezaron a trabajar en un taller de confección y sus hijos varones a trabajar en una fábrica. En esta localidad del Norte de España, Antonio conoció a Soraya con la que inició un noviazgo. Esta era hija de un excombatiente del bando Nacional que después de la guerra había montado una empresa gracias a los favores del régimen y estaba amasando una gran fortuna. Los padres de Soraya se opusieron a la relación de su hija con Antonio, pero acabaron cediendo por su felicidad. Así en 1941 Antonio y Soraya contrajeron matrimonio. Ese mismo año nación Antonio su primogénito, dos años después Soraya y en 1945 Juan.
Durante 15 años Juan vivió en una modesta casa en el barrio obrero de Avilés, ya que a pesar del ofrecimiento de ayuda económica por parte de su abuelo materno, su padre siempre se negó a aceptarlo. En 1956 se produjeron unos altercados en la fábrica donde trabajaba su padre, siendo este uno de los cabecillas, por lo cual fue apresado por la policía franquista y encarcelado por sindicalista y pertenecer al PCE. La madre de Juan pidió ayuda a su padre, que movió sus contactos para sacar a Antonio de la cárcel, pero a cambio el régimen les obligó a exiliarse en París, aunque solo Juan huyó con ellos, ya que consideraron conveniente que sus hijos mayores quedaran a cargo de sus abuelos maternos.
En París, españoles exiliados pertenecientes al PCE les ayudaron a adaptarse y buscaron un trabajo a Antonio. Allí, Juan creció y desarrolló un gusto por la fotografía que le llevó a ganar diferentes premios en el instituto. A los 18 años Juan comenzó los estudios universitarios de Geografía, a la vez que colaboraba como fotógrafo en un modesto periódico con escasos recursos.
Durante 2 años Juan estudiaba a la vez que acudía a fotografiar actos que tenían que ver con españoles en el exilio, incluso actos donde participaban La pasionaria, Santiago Carrillo o Rodolfo LLopis. En esos ambientes universitarios y de trabajo tuvo contactos con diferentes sectores de la izquierda española en el exilio, pero también de la francesa y europea, que desarrollaron en él un cada vez más creciente interés por los problemas políticos y sociales de su país de origen. Es por ello que tras terminar el segundo año de universidad decidió regresar a España. Su decisión no gustó a sus padres, pero Juan consiguió convencerles apelándo a sus raíces y a la necesidad de conocer y tratar de solucionar de primera mano los problemas de España.
Así, en el verano 1965 Juan regresó a España, y se alojó en la casa de sus abuelos maternos todo el verano. Allí estuvo trabajando en la fábrica de su abuelo los 3 meses estivales como si fuera un obrero más. Duránte esos 3 meses conoció de primera mano la opiniones de su abuelo, un hombre con el que coincidía pocas veces pero al que respetaba y quería. También vió como sus hermanos se habían convertido en 2 personas orgullosas de todo lo que Franco había hecho, llegando a discutir una vez con ellos fuertemente ya que les acusó de olvidar por que se tuvieron que exiliar sus padres, no llegaron a las manos gracias a la intervención de su abuelo. Después de esto, aunque jamás guardó rencor a sus hermanos y desarrolló con ellos una buena relación, se prometió que jamás olvidaría porque sus padres al igual que otros demócratas republicanos o inconformistas se tuvieron que marchar de su tierra.
Al terminar el verano Juan se fue a Madrid para continuar con sus estudios de Geografía. No sin que antes su abuelo le dijera “se que no compartes la realizad de nuestra nación y si te digo la verdad yo dejé de creer en ella el día que tuvisteis que iros, pero tampoco creo que sea mejor volver a la republica donde no se respetaba a la iglesia o a las grandes fortunas. Lo que quiero decirte es que no te metas en lios, que seguro que habrá un futuro en el que todo se solucione” . Ante esto Juan, aunque sin estar de acuerdo con su abuelo, comprendió que había que luchar por un futuro sin rencores.
En Madrid Juan empezó a trabajar de fotógrafo en un periódico gracias a una carta de recomendación del su antigüo jefe. A su vez prosiguió sus estudios de geografía. Y gracias a estos dos aspectos conoció de primera mano la situación del país y se metió en ambientes de la oposición clandestina, de hecho la realidad española, mucho más horrible para el de lo que podía comprender en Francia le convenció para militar en el PCE.
A los 22 años, mientras terminaba sus estudios, a la vez que trabajaba de fotógrafo y estaba inmerso en acciones del PCE, conoció a María la que es su pareja. Se trataba de una joven periodista de 23 años que empezó a trabajar en el periódico donde lo hacía él.
Tras terminar sus estudios, decidió prepararse una plaza de profesor de Geografía en sus ratos libres, a caballo entre su trabajo de fotógrafo y sus participaciones en un partido que cada vez era más importante. Así, un año después sacó la plaza de profesor y se marchó para Asturias, a trabajar en un colegio de Gijón, acompañado de María que buscó allí un trabajo de periodista, el cual abandonó un año después cuando nació el primer hijo de Juan, Andrés.
A su llegada a Gijón contactó con la delegación del PCE de allí, donde enseguida lo acogieron con alegría puesto que tenían buenos informes de él. De hecho en 1972, el mismo año en que nació su hija Soraya, Juan fue la persona que coordinó una manifestación en la ciudad para pedir mejores condiciones de los trabajadores de la fábricas y en la cual no hubo ningún preso, aunque este siempre dice que de pura suerte. Esto le hizo ganar mucha popularidad en Asturias, lo que le valió el apodo de “afrancesado revolucionario” entre los miembros del partido, que le encumbraron a líder del PCE asturiano.
Su nombre, aunque simple, le fue puesto en honor a su abuelo paterno Juan Lara Gómez un minero del concejo de Quirós militante del PCE y combatiente del bando republicano. Este murió fusilado tras ser apresado por el frente nacional. Esto hizo que su abuela paterna, Encarnación, decidiera irse a vivir a Avilés con sus hijos Santiago, Azucena y Antonio, padre de Juan al término de la Guerra.
En Avilés Encarnación y su hija Azucena empezaron a trabajar en un taller de confección y sus hijos varones a trabajar en una fábrica. En esta localidad del Norte de España, Antonio conoció a Soraya con la que inició un noviazgo. Esta era hija de un excombatiente del bando Nacional que después de la guerra había montado una empresa gracias a los favores del régimen y estaba amasando una gran fortuna. Los padres de Soraya se opusieron a la relación de su hija con Antonio, pero acabaron cediendo por su felicidad. Así en 1941 Antonio y Soraya contrajeron matrimonio. Ese mismo año nación Antonio su primogénito, dos años después Soraya y en 1945 Juan.
Durante 15 años Juan vivió en una modesta casa en el barrio obrero de Avilés, ya que a pesar del ofrecimiento de ayuda económica por parte de su abuelo materno, su padre siempre se negó a aceptarlo. En 1956 se produjeron unos altercados en la fábrica donde trabajaba su padre, siendo este uno de los cabecillas, por lo cual fue apresado por la policía franquista y encarcelado por sindicalista y pertenecer al PCE. La madre de Juan pidió ayuda a su padre, que movió sus contactos para sacar a Antonio de la cárcel, pero a cambio el régimen les obligó a exiliarse en París, aunque solo Juan huyó con ellos, ya que consideraron conveniente que sus hijos mayores quedaran a cargo de sus abuelos maternos.
En París, españoles exiliados pertenecientes al PCE les ayudaron a adaptarse y buscaron un trabajo a Antonio. Allí, Juan creció y desarrolló un gusto por la fotografía que le llevó a ganar diferentes premios en el instituto. A los 18 años Juan comenzó los estudios universitarios de Geografía, a la vez que colaboraba como fotógrafo en un modesto periódico con escasos recursos.
Durante 2 años Juan estudiaba a la vez que acudía a fotografiar actos que tenían que ver con españoles en el exilio, incluso actos donde participaban La pasionaria, Santiago Carrillo o Rodolfo LLopis. En esos ambientes universitarios y de trabajo tuvo contactos con diferentes sectores de la izquierda española en el exilio, pero también de la francesa y europea, que desarrollaron en él un cada vez más creciente interés por los problemas políticos y sociales de su país de origen. Es por ello que tras terminar el segundo año de universidad decidió regresar a España. Su decisión no gustó a sus padres, pero Juan consiguió convencerles apelándo a sus raíces y a la necesidad de conocer y tratar de solucionar de primera mano los problemas de España.
Así, en el verano 1965 Juan regresó a España, y se alojó en la casa de sus abuelos maternos todo el verano. Allí estuvo trabajando en la fábrica de su abuelo los 3 meses estivales como si fuera un obrero más. Duránte esos 3 meses conoció de primera mano la opiniones de su abuelo, un hombre con el que coincidía pocas veces pero al que respetaba y quería. También vió como sus hermanos se habían convertido en 2 personas orgullosas de todo lo que Franco había hecho, llegando a discutir una vez con ellos fuertemente ya que les acusó de olvidar por que se tuvieron que exiliar sus padres, no llegaron a las manos gracias a la intervención de su abuelo. Después de esto, aunque jamás guardó rencor a sus hermanos y desarrolló con ellos una buena relación, se prometió que jamás olvidaría porque sus padres al igual que otros demócratas republicanos o inconformistas se tuvieron que marchar de su tierra.
Al terminar el verano Juan se fue a Madrid para continuar con sus estudios de Geografía. No sin que antes su abuelo le dijera “se que no compartes la realizad de nuestra nación y si te digo la verdad yo dejé de creer en ella el día que tuvisteis que iros, pero tampoco creo que sea mejor volver a la republica donde no se respetaba a la iglesia o a las grandes fortunas. Lo que quiero decirte es que no te metas en lios, que seguro que habrá un futuro en el que todo se solucione” . Ante esto Juan, aunque sin estar de acuerdo con su abuelo, comprendió que había que luchar por un futuro sin rencores.
En Madrid Juan empezó a trabajar de fotógrafo en un periódico gracias a una carta de recomendación del su antigüo jefe. A su vez prosiguió sus estudios de geografía. Y gracias a estos dos aspectos conoció de primera mano la situación del país y se metió en ambientes de la oposición clandestina, de hecho la realidad española, mucho más horrible para el de lo que podía comprender en Francia le convenció para militar en el PCE.
A los 22 años, mientras terminaba sus estudios, a la vez que trabajaba de fotógrafo y estaba inmerso en acciones del PCE, conoció a María la que es su pareja. Se trataba de una joven periodista de 23 años que empezó a trabajar en el periódico donde lo hacía él.
Tras terminar sus estudios, decidió prepararse una plaza de profesor de Geografía en sus ratos libres, a caballo entre su trabajo de fotógrafo y sus participaciones en un partido que cada vez era más importante. Así, un año después sacó la plaza de profesor y se marchó para Asturias, a trabajar en un colegio de Gijón, acompañado de María que buscó allí un trabajo de periodista, el cual abandonó un año después cuando nació el primer hijo de Juan, Andrés.
A su llegada a Gijón contactó con la delegación del PCE de allí, donde enseguida lo acogieron con alegría puesto que tenían buenos informes de él. De hecho en 1972, el mismo año en que nació su hija Soraya, Juan fue la persona que coordinó una manifestación en la ciudad para pedir mejores condiciones de los trabajadores de la fábricas y en la cual no hubo ningún preso, aunque este siempre dice que de pura suerte. Esto le hizo ganar mucha popularidad en Asturias, lo que le valió el apodo de “afrancesado revolucionario” entre los miembros del partido, que le encumbraron a líder del PCE asturiano.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.