"Caminata el PL con la Gente"

Sr. Rodríguez, siempre resulta más entretenido debatir con quien no comparte el punto de vista de uno, por lo que me alegro de ver su predisposición al debate, sin que haya necesidad de meterse con nadie.

Por lo que me dice sobre los créditos blandos, ustedes aspiran a jugar el papel de mediadores entre los bancos privados y los emprendedores. Sin embargo, conociendo a los bancos, si esto les resultase interesante, ya se habrían puesto manos a la obra. Si no lo hacen, es porque esperan que les venga una ayuda-impulso del denostado pero siempre socorrido Papá Estado.

Y sí, nosotros nos oponemos a las multinacionales porque no son sino los gólems del capitalismo: gigantes que se alimentan de las desigualdades y que imponen su poder incluso por encima de gobiernos supuestamente democráticos. Contribuyen a acrecentar esa tendencia moderna de priorizar el trabajo sobre cualquier otra cosa. Ya nos hemos olvidado de que se trabaja para vivir y no se vive para trabajar. Precisamente por esa necesidad y no ese fin, hay que recuperar para el trabajador su poder sobre el trabajo. Si las multinacionales usan a sus obreros como chantaje para lograr beneficios -o simple permisividad- del Estado, nosotros tenemos que oponernos. Cuando cualquier movimiento para frenar la explotación y el abuso encuentra la amenaza de deslocalizaciones, nos damos cuenta de quién tiene la sartén por el mango. Como sociedad nos toca hallar los mecanismos para combatir esa injusticia. Nosotros apostamos por empresas públicas poderosas, que creen puestos de trabajo y que ofrezcan servicios de garantía al ciudadano. Y, por otra parte, queremos cooperativas de trabajadores que recuperen la libertad que las multinacionales y, en general, las grandes empresas, han ido recortando en las últimas décadas tras un siglo de avances obreros.

Por último, no creo en una educación que abra las puertas al mercado laboral. Ya he dicho que el trabajo no es un fin en sí mismo, y estimo mucho más necesaria la formación de personas íntegras, con capacidad para razonas, con espíritu crítico, con la sensatez suficiente para tomar decisiones, incluidas las laborales, más allá de dónde pueda tener mejor salario o mayor reconocimiento. Nuestra idea va más por el camino contrario: recuperar la libertad para trabajar en lo que a uno le gusta, dedicar un tiempo razonable a dicho trabajo y dejar bastante para otras cosas igual de necesarias. Si no, pronto seremos autómatas y no humanos.

Alexandra Mandel escribió:

Coincido en ese plan de apoyo a las pymes, que son la base de nuestra economía.

Esta es la mítica leyenda liberal. La base de nuestra economía, como del resto de economías mundiales, son las grandes empresas manufactureras que generan muchos puestos de trabajo, hacen aumentar de forma notable el Producto Interior Bruto, y configuran un tejido empresarial a su alrededor.

Es cierto que las grandes empresas aumentan el PIB, pero las PYMES son imprescindibles. Las PYMES pueden existir sin grandes empresas. Sus productos o servicios serían posiblemente más caros y habría más desempleo, pero podrían existir. Pero las grandes empresas no tienen nada sin una PYME que les compre.

Por lo que me dice sobre los créditos blandos, ustedes aspiran a jugar el papel de mediadores entre los bancos privados y los emprendedores. Sin embargo, conociendo a los bancos, si esto les resultase interesante, ya se habrían puesto manos a la obra. Si no lo hacen, es porque esperan que les venga una ayuda-impulso del denostado pero siempre socorrido Papá Estado.

No es mediar, es convocar. Los bancos no otorgarán créditos blandos si no poseen la seguridad de la solvencia con respecto a los pequeños emprendimientos. Y esto se logra con simplificación tributaria, flexibilización laboral y mas y mejor competencia.

sí, nosotros nos oponemos a las multinacionales porque no son sino los gólems del capitalismo

Insisto en que comete un error en atacar como si de una guerra se tratase a las empresas multinacionales. Esta clarísimo que aportan dinamismo y modernidad a la economía, crean empleo y favorecen al crecimiento. Mientras éstas no distorsionen el libre mercado y la libre competencia -que debe surgir del mismo- no hay problema a la vista.

Nosotros apostamos por empresas públicas poderosas, que creen puestos de trabajo y que ofrezcan servicios de garantía al ciudadano

Las empresas públicas, no son mas que vampiros de los recursos que los ciudadanos aportan. Son ineficientes, inoperantes, fuentes interminables de corrupción, de amiguismos y de chantajes. Ya lo hemos visto, ya han fracasado. Y ni hablar del daño terrible que causan al resto de los competidores. Destruyen la iniciativa privada y frenan la inversión.

Por último, no creo en una educación que abra las puertas al mercado laboral

Por supuesto que la educación debe crear ciudadanos racionales, pero también, debe formar profesionales. Y formarlos de la mejor manera posible. Yo pretendo una España pujante y en crecimiento, no una España mediocre.

Esteban Rodríguez Ocampo escribió:Los bancos no otorgarán créditos blandos si no poseen la seguridad de la solvencia con respecto a los pequeños emprendimientos. Y esto se logra con simplificación tributaria, flexibilización laboral y mas y mejor competencia.

Yo también soy partidario de una simplificación tributaria: con un tipo único nominal que ronde el 50%, con una renta básica ciudadana exenta, y con una bonificación al trabajo también exenta, y sin desgravaciones. Con la renta básica se consigue esa misma flexibilización laboral, pero desde el otro lado del ring: en lugar de simplemente favorecer que los empresarios se libren de los empleados cuando les dé la gana, serían los empleados los que decidirían si quieren continuar, si descansan dos meses o si se toman un año sabático para colmar sus inquietudes. En cuanto a la competencia, yo no quiero competir: quiero vivir bien sin necesidad de que mi vecino viva mal. Ese es uno de los grandes males del capitalismo, que sólo se sostiene mediante el hundimiento de otros.

Insisto en que comete un error en atacar como si de una guerra se tratase a las empresas multinacionales. Esta clarísimo que aportan dinamismo y modernidad a la economía, crean empleo y favorecen al crecimiento. Mientras éstas no distorsionen el libre mercado y la libre competencia -que debe surgir del mismo- no hay problema a la vista.

Las empresas públicas, no son mas que vampiros de los recursos que los ciudadanos aportan. Son ineficientes, inoperantes, fuentes interminables de corrupción, de amiguismos y de chantajes. Ya lo hemos visto, ya han fracasado. Y ni hablar del daño terrible que causan al resto de los competidores. Destruyen la iniciativa privada y frenan la inversión.

Una empresa pública no es ineficiente per se, ni tiene por qué ser un nido de corrupción -tampoco los ayuntamientos, en sus concejalías de Urbanismo- ni mucho menos se convierte en vampiro de los ciudadanos. El error que creo que cometen quienes defienden sinceramente el capitalismo es que no son capaces de ver el mundo desde otro punto de vista que no sea el puramente económico. Donde usted ve una empresa pública que destruye la iniciativa privada, yo veo una empresa de todos y que nos favorece a todos ofreciendo servicios necesarios. Las privadas necesitan ganar dinero, ser rentables; las públicas no deben aspirar a eso -tampoco renunciar- porque simplemente con el equilibrio ya estarán logrando su objetivo: beneficiar a la sociedad.

Imaginemos una empresa de transporte de pasajeros, Autocares Elías, por ejemplo. Quiere ofrecer un servicio entre Oviedo, Gijón y Avilés. Consigue muchos pasajeros, pues el flujo entre las tres ciudades es bastante importante. Sin embargo, el señor Elías se da cuenta de que entre las ocho de la mañana y las diez de la noche es cuando consigue una alta rentabilidad, mientras que en la franja nocturna cada viaje le supone una pequeña pérdida y no le resulta rentable. La suma de lo que consigue por el día, con lo que consigue por la noche sigue siendo un buen negocio pero Elías piensa: "Si elimino el servicio nocturno o lo reduzco considerablemente, voy a ganar mucho más". Y lo hace. Tenemos, pues, una empresa privada que ofrece un servicio bueno pero incompleto.

Mas hete aquí que los comunistas llegan al poder y crean una empresa pública de transporte interurbano: Autocares Asturianos. Autocares Asturianos ofrece los mismos servicios que Autocares Elías pero, además, añade ese servicio nocturno que resulta deficitario para la empresa privada. No sólo eso: Autocares Asturianos ofrece un billete más barato, pues no necesita obtener los mismos beneficios que Elías. En poco tiempo Autocares Asturianos desbanca a Elías, que tiene que echar el cierre. Sus trabajadores se quedan en la calle, es cierto, y eso es malo. También es verdad que los empleados de Autocares Asturianos han tenido que salir de algún lugar, probablemente del paro o de la propia Autocares Elías, a medida que ésta iba dejando de ser rentable. Finalmente tenemos una empresa pública que da un servicio adecuado a las necesidades de la ciudadanía y no del bolsillo de un determinado ciudadano. ¿Para quién es malo lo que ha pasado, para la sociedad en general o para D. Elías en particular?

Sigamos imaginando. Han pasado los años y Autocares Asturianos es ya una empresa poderosa: cuenta con muchísimas líneas y cada vez hay más pasajeros que prefieren usar sus servicios en lugar de desplazarse en sus propios vehículos. Esto es porque es eficiente. Desgraciadamente alguien del partido gobernante ve el asunto con ojos codiciosos y decide meter a dedo a un amiguete. El amiguete muy pronto tiene el mismo pensamiento que D. Elías: sobran los viajes nocturnos. Además, sube un poco los billetes y con ese beneficio empieza a ganar dinero que desvía para su cuenta y la de su protector. No se preocupa por renovar la flota de autocares, que van quedándose obsoletos, tampoco invierte en seguridad... Comienza a llevar la empresa pública como si fuera su cortijo. ¿Hay solución para esto? Sí, un mayor control, una mayor democratización, favoreciendo que los clientes, esto es la ciudadanía, cuenten con herramientas para participar en la toma de decisiones y que la empresa siga beneficiando a todos como en su origen. Ahora le pido que me diga qué está más cerca de la empresa privada: ¿Autocares Asturianos en sus primeros tiempos o ahora? Por lo tanto, la empresa pública, en sí misma, no es ni corrupta ni eficiente ni deficitaria... Lo es sólo si se deja en manos de malos, o corruptos, gestores.

Por supuesto que la educación debe crear ciudadanos racionales, pero también, debe formar profesionales. Y formarlos de la mejor manera posible. Yo pretendo una España pujante y en crecimiento, no una España mediocre.

Precisamente para evitar esa mediocridad hay que recuperar los estudios humanos, la reflexión, la vida más allá del dinero. En la mayoría de los trabajos, incluso los más cualificados, realmente no se aprende hasta que no se empieza a trabajar, y una vez en ello, entonces sí que los conocimientos teóricos pueden significar una diferencia verdaderamente importante. Créame, para la mayoría de los trabajos es más importante entender lo que te dicen y ser capaz de asimilarlo -para lo que es bueno tener la mente entrenada- que creer que se viene con la lección aprendida. Y esto que estoy diciendo del trabajo, se aplica por igual a la vida. Queremos ciudadanos a los que no se pueda engañar, que no permitan que la corrupción entre en esas empresas públicas pero que tampoco se crea que las privadas son mejores por ser privadas.

Hablando de ADIF, a ver si el señor Ocampo quiere continuar una conversación que dejó a medias.

habeis venido a ahcer el paayso aqui y.. no os han tirado piedras? aqui lo que no toleramos on imbeciles fariseos. 1 de 2, os han linchado y lo ocultas, ibis tan escoltado que no habeis hablado con nadie y tambien lo ocultas, falso

¿Qué?