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Paco Giménez
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DEBATE ECONÓMICO. El liberalismo a debate. Empty DEBATE ECONÓMICO. El liberalismo a debate.

Vie 7 Ago 2009 - 17:06
Desde la revista Interviú hemos organizado un encuentro en el Hotel Palace de Madrid entre dos personalidades de relieve a nivel nacional. Se trata de Víctor Bono, del Partido Socialista Obrero Español y de Esteban Rodríguez Ocampo, del Partido Liberal. El debate, moderado por un servidor, será transcrito y publicado en nuestra revista.

(FDP: el debate se realizará el día 10 a partir de las 13h en este espacio. El cara a cara constará de 6 intervenciones por parte de cada uno de los participantes, que hablaran ahora uno, luego el otro, y así sucesivamente. Solo pueden participar en este debate los dos tertulianos ya mencionados. Yo mismo daré el inicio.)

Paco Giménez
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Lun 10 Ago 2009 - 12:35
A partir de ahora mismo se abre el debate. Cada tertuliano tiene 6 turnos. Empezará don Víctor Bono y luego le seguirá don Esteban Rodríguez Ocampo. Intervendrán una vez uno, otra el otro. El debate se dará por cerrado cuando hayan agotado los 6 turnos por persona. En cada intervención se permitirán un máximo de 10 líneas, que deberán servir para exponer argumentos y replicar al otro tertuliano.

Interviú analizará el debate y lo publicará en versión reducida en los próximos días. ¡QUE EMPIEZE EL DEBATE!
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Lun 10 Ago 2009 - 13:03
Muy buenas señor Jiménez, antes de nada agradecerle su invitación a este debate.

Pues bien, yo he venido aquí para defender una posición contraria al liberalismo feroz y voraz en pos de una economía regulada, menos flexible y cuyo principal motivación no sea la de hacer dinero y negocio, sino la de redistribuir la riqueza basándonos en la equidad, y lograr la plena universalización de los servicios sociales como la educación, la sanidad, pensiones, etc.

Uno de los principales argumentos que quiere mostrar de por qué el liberalismo económico no es el sistema adecuado, es porque se trata de una corriente inestable por definición, es una economía que actúa de manera al resto de la economía, un sistema que no atiende a razones y que se mueve por impulsos, un sistema despreocupado por la sociedad, donde no importan las personas sino los billetes, un sistema en el que predomina la ansia de poder y de riqueza por encima de la consecución de un Estado saludable para todos.

Es por eso que nuestra economía, y la del resto del mundo, deben avanzar hacia un modelo económico con mayor regulación, mayor intervensionismo, donde controlar a aquellas personas que se sirven de los trabajadores y de la sociedad de sus países con el único fin de mejorar él mismo; así es el liberalismo económico, un sistema donde nadie se preocupa por nadie, sólo importa el yo, yo y luego yo.
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Lun 10 Ago 2009 - 18:43
También antes que nada quiero agradecer al Señor Giménez y a Interviú por este constructivo y positivo debate de ideas, en especial ante tanta mediocridad y circo barato que sufrimos hoy en la política cotidiana.

Antes de comenzar, aclarar que, obviamente yo estoy aquí, a diferencia del Señor Bono, para demostrar por qué el liberalismo es el mejor sistema económico, social y político. En primer lugar, dejar en claro que o bien, se es liberal, o bien, no se lo es. Aquí no hay términos medios. Y esto es imperioso explicarlo pues escuchamos reiteradamente conceptos quiméricos tales como “liberalismo feroz”, “ultra liberalismo”, etcetera, etcetera, etcetera. No hay que dejarse engañar por aquellos que os dicen “soy progresista en esto y liberal en aquello”, soy “conservador en esto y liberal en lo otro”. Son todas patrañas, el liberalismo es bien concreto y claro: Libertad.

Bien, ahora sí comenzando, creo que debemos entender principalmente, que el liberalismo es un conjunto “inter teórico” que se nutre de esa libertad que poseen las personas. Allí esta la fuente del liberalismo, en las iniciativas de cada individuo y su libertad para desarrollarla. Desde la perspectiva liberal se analiza al sujeto, pues entendemos a la economía como un gran conjunto de voluntades humanas que se relacionan entre sí. Cada individuo, cada persona se dirige al mercado comportándose de manera racional, es decir, busca siempre su máximo beneficio. Eso no es un delito, eso es un derecho de cada ciudadano, es un derecho como ser libre.

Para que cada individuo pueda maximizar la utilidad de los bienes que adquiere necesitamos que siempre se den ciertas circunstancias invariablemente.

La primera es la información. Sin embargo cuando el Estado interviene en el mercado lo que se hace es distorsionar dicha información, y la torna imperfecta. Por tanto el consumidor está en una situación de engaño, e indefectiblemente no puede elegir con libertad, pues no conoce perfectamente su realidad.

La segunda circunstancia es que cada persona posea el derecho a maximizar su decisión. Ahora bien, cuando el gobierno manosea esa racionalidad con la que actúa cada persona, ¿qué sucede?, se vuelve a perder el derecho a elegir, claro está.

La tercer circunstancia es la competencia perfecta. Esto significa que todas las personas que se dirigen al mercado puedan comprar y vender según sus necesidades e intereses. De esta manera, por ejemplo, si la “Señora Pérez” desea comprar un lápiz, se dirigirá al mercado y tendrá la libertad de elegir el lápiz que mas le guste, el que mejor se adapte a su necesidad y el que le represente una mejor calidad-precio. Para la demanda de la Señora Pérez habrá múltiples ofertas de vendedores de lápices. Todo esto no tiene otro significado que mantener un ámbito auto regulatorio del propio mercado, es decir que otorga a todos las mismas posibilidades y derechos, por el cual la ley de la oferta y la demanda puede realizarse sin fraudes o injusticias. Pero, ¿qué sucede cuando el Estado interviene en esa competencia? Simple: se violenta y se altera todo ese marco de libertades y derechos.

La mejor distribución de la riqueza es el crecimiento estable y seguro, es la garantía de que la libertad de todos se respetará. Y esa libertad se traduce en progreso y beneficios iguales y equivalentes.

El liberalismo defiende al ser humano. El resto de las ideas defiende al Estado, a un ente abstracto que no debería tener mas poder que sus propios ciudadanos. Debemos entender que el Estado es nuestro servidor, y no dejar nunca que se convierta en nuestro amo.
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Lun 10 Ago 2009 - 20:13
Gracias a los dos por vuestra introducción. Ahora es el turno del Sr. Bono. Quedan aún 5 turnos por persona. Les insisto en que no hagan intervenciones de más de 10 líneas. Gracias.
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Mar 11 Ago 2009 - 1:19
Usted lo ha dicho señor Ocampo “el liberalismo es un conjunto inter teórico” y es la mejor definición que se puede hacer del liberalismo económico que usted predica, las teorías liberales no son más que el tratar de llevar a la práctica las teorías microeconómicas de la economía, auspiciadas en que el mundo es perfecto, donde se ofertan tres lápices y se demandan tres lápices y sobretodo, el que el ser humano es racional... es ahí donde falla toda su teoría económica, porque el ser humano no es un ser racional, el ser humano un día se despierta y quiere un lápiz, y al día siguiente deja de querer ese lápiz, el ser humano un día se despierta y decide retirar sus ahorros del banco, y al día siguiente esa misma idea se le ocurre a 2 millones de personas, y adiós a su preciosa teoría.

La persona no es racional, y no busca su máximo beneficio, busca su satisfacción, pero la teoría microeconómica, es decir, la base sobre la que se sustenta todo el sistema de economía liberal, sólo sabe estudiar la economía de forma aislada, es decir, sin tener en cuenta toda la macroeconomía, sin tener en cuenta la situación económica de ese sujeto que dice defender, sin tener en cuenta la situación social del país, sin tener en cuenta nada, sólo el precio, el bien demandado y las preferencias del sujeto, todo lo demás lo obvia.

Así pues, dentro de las circunstancias que usted cita para que se maximice la “satisfacción”, que no utilidad cuando se habla del ser humano, le comento el por qué no se cumplen ninguna de ellas.

La información, como usted ha dicho, la teoría es que el ciudadano está informado de todos los precios y es “libre” para escoger el que desea... pero eso no es cierto, el ciudadano no tiene esa información, el ciudadano está en su casa, y cuando decide ir a comprar un lápiz, no sabe en qué lugar es el de menor precio, y en el caso de que lo supiera, ahí entra el resto de factores que su economía deja de lado, entra el ipso cercanía, si ese sitio donde se vende el lápiz barato está cerca; el factor personal de cuánto está dispuesto a pagar esa persona por un lápiz; y otros factores como el de que esa persona pueda encontrar un bien que sustituya al lápiz, como puede ser un boli o la tinta. Es por ello necesario la intervención del Estado, porque es el Estado el que obliga a esas empresas a informar al consumidor, es el Estado el que pena a las empresas que no cumplen con dicha información, es el Estado el que vigila su total cumplimiento, es el Estado el que revisa cada información y el que asegura que la información que se da al ciudadano es veraz. Porque como usted ha dicho al principio, al igual que el ciudadano busca su máxima satisfacción, el empresario también busca su máximo beneficio, y si algo nos ha demostrado este sistema, es que si para ello tiene que mentir, explotar y pisotear para conseguirlo, lo hará.

La segunda, el de maximizar, le vuelvo a decir no es la utilidad ni la decisión sino la satisfacción, el ser humano no es racional al 100%, más bien es un ser irracional, que nadie sabe lo que pasa por cada cabeza. Pero en este caso yo me pregunto, ¿cómo podría ser capaz el Estado de, según sus palabras, “manosear la racionalidad con la que actúa cada persona”? Explíqueme en qué consiste tal acto porque no está tan claro como dice.

La tercera, la competencia perfecta, no es más que el ver al ser humano como un robot, los humanos quieren 10 lápices, el mercado oferta 10 lápices... todo muy bonito, el humano está feliz, el vendedor está feliz...
Pues no es así, el ser humano no se adapta al mercado, el ser humano no responde a la racionalidad, a lo mejor el vendedor oferta 10 lápices y sólo la “Señora Pérez” se acerca y le compra uno... ¿qué hace con los nueve restantes? Es ahí donde se rompe todo el sistema de autosuficiencia... y es ahí donde el Estado se ve obligado a intervenir, primero para poner cotas sobre el precio de los lápices, para ayudar a la “Señora Pérez” a que elija el mejor lápiz (pues como ya he dicho, del que menos se puede fiar es del que se lo va a vender, cuya única motivación es sacar el máximo beneficio, y no le importará mentir a la “Señora Pérez”), y después para ayudar a ese vendedor a colocar esos 9 lápices restantes y ayudarle con su negocio para que no se vaya al garete después de su estrepitosa torpeza empresarial.
Pero no sólo para eso es necesario el Estado, es necesario para controlar a esas empresas que dicen que se autorregulan, porque ¿qué pasaría si todas las empresas que venden lápices acordaran situar el precio del lápiz en 10 €? Pues la “Señora Pérez” tendría que aguantarse y comprarlo a 10€ debido a que todos se han puesto de acuerdo en montarse el chollo particular. O ¿qué pasaría si la única panadería de un pueblo pusiera la barra de pan a 3 €? Pues que todo el pueblo se vería obligado a comprar la barra de pan a 3€ ya que el desplazarse al pueblo de al lado le acabaría saliendo más caro aún. Es aquí donde interviene el Estado, para regular los precios máximos de valor de cada bien, porque el Estado prima por encima de todo el bienestar de TODOS sus ciudadanos, al revés que el panadero, que como usted ha dicho, mira por SU PROPIO benéfico sin importarle la gente de su pueblo. Es el Estado quien fija los precios máximos, es el Estado quien regula que nadie estafe a sus ciudadanos, es el Estado quien estudia la calidad de cada bien, es el Estado quien supervisa todo movimiento en el mercado y quien pena un uso fraudulento de este.

Por último, la mejor distribución de la riqueza no es la que se distribuye por si sólo gracias al crecimiento, porque si usted me asegurara que ese crecimiento se repartiría de manera equitativa entre todos los ciudadanos, entonces lo podría firmar, pero no es así. Ese reparto de riqueza se hará en función de quien más tenga, que no del que más aporte, así pues, al rico le corresponderá más y será más rico, y al pobre le corresponderá menos, y será más pobre... Por tanto esa autodistribución que defiende su sistema liberal no me convence nada de nada. Es por ello que se necesita, una vez más, la intervención del Estado, la de una figurar imparcial que se encargue de otorgar mayor riqueza a quien menos tiene y menor a quien menos lo necesite, es el Estado quien mejor redistribuye las ganancias, porque el Estado es quien persigue la satisfacción de todos sus ciudadanos y quien cuenta con todos los conocimientos e información para saber quién lo necesita más y quien lo necesita menos.

Y ese crecimiento y autodistribución de riqueza que usted propone, no dará como fin ni progreso, ni igualdad ni riqueza equivalente, traerá consigo retraso, desigualdad, pobreza, mendicidad, a no ser que esté usted hablando en nombre de los poderosos y los que se beneficiarían de esa distribución de riquezas, esa gente si tendrá progreso, y beneficios...

Efectivamente, el Estado es un servidor, el servidor del pueblo, es que se encarga de ayudar al pueblo a que nadie les engañe, es el que se encarga de asegurar la total gratuidad a la educación a un niño, es el que se encarga de ofrecer una sanidad pública y eficaz a cada ciudadano, es el encargado de poner a los pies de los ciudadanos una serie de servicios en los que no tiene cabida ni la visión empresarial, ni sacar el máximo beneficio a las cosas, porque donde nosotros vemos educación, ustedes ven beneficios, y donde nosotros vemos sanidad, ustedes ven beneficios. El Estado vela por los ciudadanos, el Estado está a los pies de los ciudadanos.



FDP: Siento haberme extendido, con su comentario tan extenso y ante tanta información he tenido que ir desmenuzándola poco a poco, para desmontar cada frase. Un saludo y perdona.
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Mar 11 Ago 2009 - 4:57
Señor Bono, comete usted un error desmedido al criminalizar los intereses de los ciudadanos, a banalizar su decisión.

En primer lugar, debe entender que el hombre tiene la propensión natural a cambiar cosas por otras, y que por lo tanto la economía de mercado libre siempre será el mejor contexto, pues se ajusta a sus deseos sobre las relaciones de intercambio. El fundamento de intercambio es muy sencillo: alguien ofrece algo que el otro necesita. Siempre el interés es a favor propio. Y hete aquí el equilibrio automático: en la medida que cada uno de nosotros persiga ese interés, esa ganancia, no solo permitirá el beneficio propio, sino el de todos. Recuerde, es un gran conjunto de voluntades que persiguen lo mismo, su beneficio. Las relaciones de intercambio no se fundamentan en la entrega de favores “porque sí”.

De aquí partimos para afirmar que el único regulador natural de toda demanda será la propia demanda de los consumidores. Si el Estado se inmiscuye en esa regulación de demanda, lo único que logrará en el largo plazo, es crear procesos de defasajes.
Ahora bien, la utilidad se considera como relativa al deseo o la necesidad. Y por supuesto, existe una gran variedad de necesidades, pero hay un límite para cada una de esas necesidades. Y es por ello que insisto, el ser humano es racional, quizá no desde el punto de vista que usted interpretó, quizá no en el sentido de “fundado su pensamiento”. Es racional en el hecho de que siempre tiende a maximizar su beneficio, es decir, extender la utilidad de los bienes que adquiere. Esto es fácilmente perceptible y podemos verlo cotidianamente. Tampoco es por que sí, sino que se cimienta en el Principio de No Saturación: el individuo, siempre, va a querer más a menos. Eso está, le guste o no, en la naturaleza del hombre.

La libertad en la economía no es un capricho, Señor Bono, al margen de ser una filosofía de la libertad, es una cuestión de equilibrio matemático. Si toda oferta genera su propia demanda, cuanto mayor libertad exista mas rápido se llegará a ese punto de equilibrio. Si el mercado no es libre, si está acorralado por fuerzas exógenas a su naturaleza, ese punto jamás podrá llegar al equilibrio y tendremos crisis.

Hablemos ahora, y mas concretamente de su amor nostálgico por el estatismo. E incluso aquí basta con hacer memoria.

La intervención opresiva del Estado siempre tiende a la inflación crónica, y no solo produce el mal, sino que se encuentra totalmente imposibilitado para resolverlo. Todos los intentos keynesianistas para controlar los procesos elípticos de precios y salarios terminaron en fracasos estrepitosos. Y eso tiene una explicación muy clara Señor Bono, nació como una teoría contra la deflación sobre un período histórico puntual, y no general. Es una teoría impotente. Su único objeto macroeconómico es crear inflación.
¿Acaso no recuerda como terminó el keynesianismo? ¿No recuerda las etapas de inflaciones galopantes más las regresiones económicas imparables durante los años ’70?
Yo se lo recuerdo: El keynesianismo es el padre de la estanflación. Dicha corriente económica logró con certeza una sola cosa: aumentar la masa monetaria circulante más allá de los parámetros aceptables. Y esto gracias al duro control de los mecanismos financieros. Sin que le bastara con eso, produjo una de las recesiones comerciales más escandalosas de la última mitad del siglo XX.

Ya conocemos el keynesianismo, Señor Bono, ya conocemos a “Papa Estado” que intenta tenazmente sustituir a la iniciativa privada. La teoría que usted sostiene supuso que podría reemplazar a la persona y fracasó. Su teoría pretendió generar empleo por siempre, desde la nada, y fracasó. Y esto es claro, ¿cuanto tiempo cree que soporta la economía una situación de tal magnitud? ¿Tiene idea de los riesgos que se corren a largo plazo?
Pero es lo clásico, Señor Bono, ya sabemos la receta: mas gasto público, que no es otra cosa que más deudas, más déficits fiscales y por supuesto, más impuestos al consumo.
Resultados: los peores signos de ineficiencia, los peores signos de inversión privada, los peores signos pujanza, seguridad y confianza económica.

Estas son las retóricas que se hace un emprendedor frente al estatismo que usted vanagloria: ¿Para que invertir si el Estado pondrá el dinero por mí? ¿Para que gastar de mi bolsillo, para que tener iniciativa, si el Estado me subsidiará? ¿Para que innovar si el Estado me otorgará auxilios especiales? ¿Para que expandirme si el Estado me quitará la diferencia con sus impuestos? ¿Para que avanzar si las empresas públicas siempre tendrán la ventaja?

Y como si todo esto fuera poco, sumádle las fábulas del proteccionismo. Pero, ¿que es el proteccionismo?
Bueno a pesar de su subjetivísimo nombre, mentiroso y fantástico, no se trata de otra cosa que de intervenir descaradamente (sea con subsidios a la producción, con derechos aduaneros, con trabas comerciales, con impuestos a las importaciones, etc) en la libre competencia del comercio. Libre competencia que, como ya he hecho referencia, mantiene un contexto de auto regulación del mercado, es decir que concede a todos los mismos derechos, evitando estafas o ilegalidades.
Vale decir, el proteccionismo es una herramienta indigna, indebida e incluso ilícita desde el punto de vista económico, pues viola y altera las posibilidades y los derechos de los demás.

Lo representaré con un mero ejemplo: tenemos por un lado a un fabricante de lápices en Canadá y a un fabricante de lápices en España. Suponiendo que la demanda de lápices en Canadá triplicó en los últimos semestres, el fabricante español decide ofertar sus propios lápices (originadas en el país). En un ámbito de verdadero libre comercio el fabricante español y canadiense deberían poder competir soberanamente por la demanda de lápices en Canadá, y la obtendría quien mejor oferta (entiéndase calidad, precio, durabilidad, etc) otorgase al publico.
Sin duda alguna, los verdaderamente beneficiados no serían los productores y/o mayor fabricante, sino la propia ciudadanía quien no solo podrá optar lo que mas le plazca, sino que obtendrá como conclusión de la batalla por la oferta, lo mejor en precio y calidad.
El proteccionismo lo que haría en un caso así es, simplemente, frenar esa competencia, ya sea subsidiando al fabricante canadiense (con impuestos de su propia ciudadanía, claro está) o incluso con exoneraciones fiscales (algo no solo injusto sino deshonesto), y finalmente imponiendo tasas a la importación española de lapices (lo que de por si elevaría sus costos, sus imposibilidades y haría desaparecer al fabricante español).
El resultado de esto es que el ciudadano canadiense será obligado per se a comprar las lápices canadienses, aunque éstos posean una duración de dos días, aunque se rompan con un tonto golpe o aunque cuesten dos veces mas de lo que quizá una lápiz así debería costar.

Ya no existe el mercantilismo post-feudal, hoy que vivimos en una economía global y moderna, donde cada mercado esta completamente ligado entre si, proteccionismo es sinónimo de perdición total, ya sea para el fabricante que quizá gane en su propio mercado por facilidades de su propio estado, pero que quedara sepultado cuando intente exportar o crecer, o a los consumidores que nos veremos obligados a elegir entre lo mediocre sin posibilidades.

FDP: también siento haberme extendido, no es posible contestar todo lo anterior en 10 líneas. Quizá lo mejor sea que el moderador exponga los temas o preguntas, para así evitar la amplificación contínua de las intervenciones.
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Mar 11 Ago 2009 - 15:32
Bien, veo que es difícil ser breve en un tema tan interesante como éste. Ahora me gustaría que se centrasen en algo que ha salido aquí: en la privatización de ciertos sectores públicos, en el gasto público, en el endeutamiento de las administraciones... Y en concreto en la función que el intervencionismo ha tenido a lo largo de la história, por ejemplo con el crack del 29, pero también en su faceta negativa, que a veces ha suponido un problema para el sistema ecónomico. Cuando quiera, Sr. Bono, puede replicar brevemente al Sr. Ocampo y seguri con lo que le planteo.
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Miér 12 Ago 2009 - 1:18
Señor Ocampo, no criminalizo los intereses de los ciudadanos, ni banalizo su decisión, más bien es usted quien lo hace al pensar que los ciudadanos actúa de manera racional y como meros sirvientes que acuden al mercado como espectadores de lo que les marca una supuesta ley de oferta y demanda.

Yo también considero que la economía de libre mercado es, en el momento actual, la que mejor puede servir a los ciudadanos, pero una economía regulada e intervenida por el Estado. Usted habla del “equilibrio automático”, una situación claramente idílica, ya que el equilibrio en el libre mercado NO HA EXISTIDO NUNCA, y la ley de la oferta y la demanda incumple todos los planteamientos, y como ya le dije, es una ley que encajaría en el país de las maravillas de Alicia, pero no en nuestra situación mundial. La economía no es capaz de autoregularse porque en su economía liberal se producen fallos, lo que usted define son supuestos de situaciones idílicas, en las que se alcanza el óptimo de pareto sin ninguna imperfección, pero eso no es cierto existen los llamados fallos de mercado, situaciones en las que el Estado debe intervenir, esos fallos son las situaciones de monopolios y de externalidades. Así pues el monopolio se puede formar con gran facilidad si no existe una autoridad que le ponga cotas, así por ejemplo, si en el pueblo hay dos panaderías, y las dos deciden poner el precio del pan a 5 €, ya han formado una situación de oligopolio en este caso, en el que controlan la venta de pan en el pueblo, y al ser el pan un bien de primera necesidad, las personas se van a ver obligadas a comprarlo a pesar de su precio; entra aquí en juego las dos economías, la de usted no sería capaz de hacer nada con esa situación, y la que yo propongo no habría ni dado la posibilidad de que se produciera esa situación, porque inmediatamente habría sancionado a ambos comercios, es el Estado el encargado de vigilar todos los comportamientos y todos los desbarajustes que su economía liberal provoca debido a que, como usted repite, el empresario busca el máximo beneficio, pero no se conforma con un 5, un 10 o un 20... quiere más y más y más, y sus ansias de maximizar le llevan a optar por medidas que no se amparan en la ley y que están por encima del juego, y volveríamos a la situación de que su economía no sería capaz de solucionar ese problema y la mía si gracias a la intervención del Estado.

En cuanto a que si el mercado no es libre, eso puede llegar a tener una crisis... debe ser que usted no vive en el mismo Mundo que yo, porque si de algo tenemos constancia, es que la economía neoliberal y desregulada ha provacado las crisis más profundas y ha sumido al Mundo en graves situaciones de desigualdad y pobreza donde quienes más las han sufrido han sido las clases menores y los que asistieron atónitos a cómo los grandes ejecutivos destrozaban la economía por su intento de “maximizar su beneficio”.


Hablemos pues de mi amor de futuro de que algún día la economía esté regulada por el Estado y que se pongan límites a todas esas personas que sólo buscan el lucro personal y obvian las necesidades de las personas y los derechos de los trabajadores, no es nostalgia, es deseo.

Me habla usted de que la intervención del Estado tiende a la inflación, ¿qué inflación? La que ha llegó en la crisis de 2007 con la crisis financiera por el modelo neoliberal, la que se produjo en el 2000 con la crisis de las .com y la entrada del euro gracias a su mundo globalizado, la inflación que se produjo en el 73 gracias a la subida de los precios del petróleo en una economía que gracias al liberal Nixon se instauró en todo el mundo desde que llegó al poder a finales de los 70. Además, usted me debe de estar hablando de que su economía liberal controla la inflación de los países ricos, pero sin embargo la de los países pobres es abrumadora, llegando a tasas del 20, 40 o 70, como el caso de los PIMA (Países de Ingreso Medio Alto) en torno a 1990.

La economía keynesiana nació preocupado por algo más que por la inflación, nació preocupada por el desempleo, y se volcó en ello, porque señor Ocampo, para nosotros, es más importante que una persona trabaje y al menos pueda comprar algo con ese salario a pesar de haber inflación, a que esa persona no trabaje y da igual que no haya inflación, porque no va a poder comprar nada de nada.

El keynesianismo es el sistema económico más estable, más seguro, y que mayor beneficio económico ha provocado en la historia económica mundial, la conocida como Edad de Oro (1950-1973), así pues, desde los años 50 hasta finales de los 70 la tasa de crecimiento de las exportaciones fue de un 7,9 %, las más alta de la historia, el resto fueron de un 3,4 entre 1870-1913, 0,9 entre el 13 y el 50, y de un 5,1 desde 1973 y 1998; otra tasa que muestra la brillante situación económica en tiempos del keynesianismo es la tasa de crecimiento del PIB, de un 4,91 entre 1950-73, en comparación con el 3,01 del 73 al 98; también el PIB per cápita, con cerca de un 4 % con el keynesianismo en comparación con el 2 % del liberalismo económico.

En cuanto a cómo acabó el keynesianismo, le rogaría que no fuera falaz y que no identificara la crisis económica del 73 como resultado del keynesianismo, como ya le he dicho el keynesianismo ha sido el único sistema económica capaz de permanecer estable durante algo menos de dos décadas, sin que hubiera habido ninguna crisis económica, el sistema liberal implantado a partir de finales de los sesenta, el liberalismo que usted defiende, no puede decir lo mismo. En el 73 el culpable del declive de la situación económica no fue otra que el irrumpir en el sistema keynesiano de la economía neoliberal, irrupción que hizo con medidas como las que pretendía implantar el FMI que había derivado en la política actual y que metió la mano donde no debía, a medidados de los 60, y hacia 1971 fue Richard Nixon quien decidió romper la baraja y con él todo el tablero, rompiendo con el patrón oro y abandonando el orden económico implantado en Bretón Woods y le siguieron las posteriores devaluaciones de dólar, y como la OPEP no quería perder dinero ante tal movimiento, optó por un incremento de los precios de lo que vendían, el petróleo.



Algo debería de saber señor Ocampo, que todo ciudadano prefiere tener un Papa, antes que ser huérfano y quedar en brazos de nadie, esa es la economía que ustedes proponen, una economía que se sustenta en el aire, todos cogidos de la mano... pero qué ocurre cuando alguien le pique la nariz?...

Como ya le he dicho, el keynesianismo es quien más ha aportado al crecimiento económico mundial en nuestra historia, y en algo si le debo de corregir, el keynesianismo consiguió el PLENO EMPLEO, cosa que jamás conseguirá su economía liberal porque está más preocupada por controlar la inflación y creyendo que todo el mundo llega a fin de mes, que por preocuparse de las personas que les importa muy poco la inflación porque no tienen nada con lo que comprar.

En cuanto a las “retóricas” que nombra están totalmente fuera de lugar ya que el Estado no actúa de esa forma, el Estado se encarga de regular la competitividad, de regular el mercado para que no existan monopolios, regulación para que haya elementos de seguridad en los trabajos, regulación para que toda persona no se vea desfavorecida por si situación social, distribución de la riqueza de forma equitativa, y la consecución del pleno empleo.


Por último, decirle que no seré yo quien defienda el proteccionismo, pero tampoco el que defienda el otro extremo, que es el que usted defiende, el de que nada queda protegido, en el que todo campa a sus anchas, pensando que todo va a funcionar bien, que el ciudadano compra los lápices que casualmente el vendedor tiene en su papelería, y así todo muy bonito, y se autorregulan, y ellos mismos son los que se dicen a si mismos, eeee, no vamos a subir el precio del pan a pesar de que somos la única panadería en el pueblo y nadie nos vigila y podemos hacer lo que nos de la gana, eso es lo que usted cree que ocurre en su economía de ilusiones, banqueros que persiguen el bien del ciudadano, especuladores que sólo buscan una pequeña rentabilidad para subsistir, grandes empresarios cuyo único fin es dar trabajo a los pobres.... , esa es su economía del país de las maravillas, pero no se parece en nada a la que actualmente vivimos por culpa de que los banqueros persiguen el beneficio de sus propias entidades y no el del pueblo, los especuladores sólo les importa el crear desbarajustes con el fin de entorpecerse entre ellos, y a los grandes empresarios sólo les motiva el ganar más y más y más y si para ello tiene que explotar a los trabajadores y prescindir de ellos cuando en vez de ganar un 20 % tenga un beneficio del 10 %. Es por ello que reclamamos la intervención de una personalidad imparcial y justa que intervenga, regule y vigile el juego ante la incapacidad de los jugadores de hacerlo por sí mismos.
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Miér 12 Ago 2009 - 7:00
Señor Bono, usted malinterpreta mis palabras. Cuando hablo de equilibrio, hablo de mercados competitivos que corrigen del mismo a los productores y a los consumidores ineficientes. El éxito de que se produzca tal equilibrio está en manos de dichos productores y consumidores, y de nadie más. Y esto es simple de entender Bono, en el mercado solo actúan agentes económicos, es decir personas, seres racionales. Y no hace falta aclararle que el estado ni es persona ni es un ser racional.
Debe usted entender, que el mercado genera siempre un sistema de precios. Y por tanto, si el mercado es libre y natural, ese sistema de precios demostrará las señales para asignar los recursos eficientemente. Ahora bien, si el mercado está intervenido se perderán todas las señales. En definitiva, se corrompe todo el marco de relaciones de intercambio. Un sistema de precios efectivo le advierte al productor qué pasos debe dar para ajustarse al marco de competencia. Y sino no lo hace, queda fuera. La competencia no es un tipo de servicio público, es una pugna constante entre competidores. Entiéndalo si usted quiere, como una competencia deportiva. Siempre se compite para mejor, no para peor. Cuanto mejor es un rival en el mercado, más obliga a sus competidores a mejorar.

Con esto puede ver que su sistema socialista de regulaciones, controles, intervenciones, injerencias y arbitrajes es un sistema ficticio, un sistema basado desde la nada. El liberalismo, muy por el contrario, se fundamenta en el estudio de las relaciones entre los individuos, en las causas que producen la riqueza, en las decisiones de millones de personas. El libre mercado es por tanto, la libertad que el individuo tiene para disponer e intercambiar como mejor crea su propiedad privada.

No creemos que todos deban poseer lo mismo per se, pues los resultados de las competencias no serán iguales. La igualdad es un término matemático, pero no social. Las personas son desiguales en aptitudes, e incluso su propia voluntad de conseguir cosas es desigual. Pero desigual no significa inferior, significa simplemente distinto. Sin diferencias no existiría la división del trabajo, sin diferencias no existiría la cooperación mutua en el mercado.
La igualdad solo tiene lugar ante la ley.

Por todo esto, es necesario que sepa que la libertad es algo que acepta o se rechaza, pero no se negocia. Si usted niega las libertades económicas por el simple hecho de que a veces existan desajustes transitorios, entonces debería negar las libertades civiles porque existen delincuentes, ladrones y asesinos.

Esos desajustes transitorios no son más que variaciones en la oferta monetaria. Variaciones que hacen que el incremento del PIB se derive de su tendencia general y que generalmente causan auges inflacionarios, desempleo y crisis. ¿Y que producen estas variaciones? Sencillo, un defasaje en las relaciones de intercambio entre los agentes económicos, vale decir, entre las personas.

Es por ello que el origen del desarrollo económico radica en el intercambio mutuamente beneficioso. Cuantos más beneficios otorgue, cuanto mejor compitan los agentes económicos por ese beneficio, menos variaciones existirán.

La mayoría de las crisis modernas desde 1929, se intentaron solucionar con intervención y regulación. Y su conclusión fue desastrosa. El crack del ‘29 simbolizó manifiestamente como una política monetaria expansiva inflaba artificialmente la economía. En vez de acceder a que la situación se reacomodase naturalmente, los líderes internacionales buscaron “resucitar” a la economía aplicando medidas intervensionistas, una de ellas, el proteccionismo, que sólo hundieron más a la economía en la depresión. Franklin D. Roosevelt siguió este camino y se embarcó en un desastroso rumbo de planificación central, que acabó agobiando la economía norteamericana con burocracia y controles de precios y de salarios. Sin embargo, su economía no se recobró íntegramente hasta después de la Segunda Guerra Mundial. ¡Quince años para salir de una crisis! Ésa es la solución del intervencionismo.

Usted habla de monopolios. ¿Pero se olvida del monopolio del Estado? ¿Se olvida de que los monopolios empresariales son generalmente privilegios otorgados por el gobierno de turno?
De cualquier forma, señor Bono, los “monopolios comerciales” no son mas que tratar de obtener ventajas estacionales. Pero siempre terminan adecuándose al mercado, y no por que así lo quieran sus propietarios, sino porque el mismo mercado se los obligará a hacer. Todos aquellos que intentaron controlar el mercado, terminaron en fracaso. ¿Y sabe por qué? Porque el mercado no es un ente como el estado, el mercado es el punto en común donde confluyen infinitas relaciones humanas. Quien intente controlar esas relaciones se encontrará, ya sea en el corto o largo plazo, con un fiasco total.

Sobre la crisis del intervencionismo, usted ha faltado a la verdad señor Bono. Muy bien sabe que la reforma económica no llegó sino hasta principios de los ochenta. Durante la administración Nixon, el modelo económico que tanto defiende estaba consumido, destruído. No obstante en los setenta, aún mantenían a la Teoría General como una Biblia. Y así les fue: Estanflación, Estanflación y más Estanflación.
El crecimiento era nulo, pero la inflación era fulminante. Y lo que llevó a Nixon a devaluar y a tomar medidas tan extremas no fue otra cosa que el desconocimiento. Ninguno de sus asesores económicos, keynesianistas de primera hora, tenía una solución fehaciente ante el parón económico. Reitero, su keynesianismo murió no solo porque produjo el mal, sino por su impotencia para resolverlo.
Haga memoria señor Bono, ¿que hicieron los amantes del estado ante esa crisis? Lo de siempre, profundizar la intervención, regular precios, congelar salarios y aumentar el proteccionismo. Resultados: escasez de productos, subconsumo y como si fuera poco, una gran paradoja para la “teoría del empleo": la desocupación.
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Miér 12 Ago 2009 - 18:34
Señor Ocampo, usted continúa honrando a su equilibrio económica, pero le repito y le repito que tal equilibrio no existe ni existirá nunca, porque a ese equilibrio se llega de una forma idílica, es el equilibrio que estudia la microeconomía en el que la oferta y la demanda se igualan, en el que se oferta lo máximo posible, en el que todo persona demanda lo mismo, etc., una situación inexistente. Eso que dice que en el mercado sólo actúan agente económicos no es cierto, a ver, claro que actúan agente económicos, pero no exclusivamente, y ahí radica el problema del liberalismo económico, que da de lado al resto de variables agregadas de estudio en la economía, usted sólo habla de las unidades de decisión individuales (consumidores, trabajadores, empresarios...) pero detrás de estas variables se encuentran también variables macroeconómicas como son el consumo, la inversión, el empleo, y al agregar estas variables se pierde toda la información sobre los procesos de decisión individual, no siendo posible analizar, por ejemplo, los problemas de asignación de recursos entre los distintos sectores de la economía, por lo que la microeconomía en la que usted se basa para afirmar la existencia de un equilibrio, queda muy en evidencia.

En cuanto a la competencia, no es tan bonita y simple como usted la describe, es por ello que precisa la intervención de un organismo que vigile una libre competencia y que se encargue de al correcta aplicación de la misma. Así pues le replico con el mismo ejemplo que usted me ha puesto y que es bastante significativo de por qué el Estado interviene. Los deportistas compiten entre si, y gana siempre el mejor, pero esto no siempre se cumple, ya que intervienen determinados factores que incumplen las reglas de la buena competencia, estas pueden ser las trampas en el juego, el dopaje, el espiar la estrategia del equipo contrario, es por ello que existe un organismo dentro del deporte que regula todas estas infracciones y que sanciona a aquellos que las realizan y que vigila por el cumplimiento de una buena competencia. Pues lo mismito ocurre con el Estado, en la actualidad las empresas hacen trampas en el mercado, ocultan información a los consumidores, se sirven de huecos legales para no pagar todo lo que los impuestos le requieren, se infiltran en empresas de la competencia para potenciarse, y así con multitud de acciones que no están amparadas por la ley, es entonces cuando interviene el organismo y pone en evidencia cada trampa que se ha cometido, un organismo encargado de vigilar que cada empresa juegue de la forma más limpia posible, por ello es necesario la intervención del Estado.


No señor Ocampo, es su sistema el que se sustenta por leyes no escritas y no reconocidas en ningún papel, la ley de la oferta y la demanda, ¿quién ha votado esa ley? ¿quién ha visto alguna vez a la mano de Smith?... es su sistema el que se basa sobre teorías, postulados. El liberalismo no entiende de individuos, sólo entiende de beneficios, que están por encima de las personas, y el liberalismo es la excusa perfecta de los poderosos para ser más poderosos y aprovecharse de los más débiles.



Señor Ocampo, no queremos que todos posean el mismo chalet en la playa, ni el Ferrari, ni el médico privado, ni el profesor privado , que si tiene el empresario de turno, eso no lo queremos, lo que queremos es que toda persona posea una vivienda, posea un coche, posea una sanidad, una educación, una igualdad mínima, una igualdad que para conseguirla no nos basemos en quién tiene más o quien tiene menos, porque su sistema entiende la igualdad como una carrera por conseguirla, y si algunas personas se quedan en el camino mala suerte; pero no es así, ahí está el Estado para ayudar a esas personas a llegar a la meta, para facilitarles en la medida de lo posible un hogar, una sanidad pública y una educación gratuita y de calidad. Nosotros no buscamos igualdad ante la ley, buscamos igualdad ante el resto de personas.


No me hable de cómo se solucionaron las crisis económicas, que al menos se solucionaron, hábleme de quién las causó. Crisis de 1929, caída de precios agrícolas, desequilibrios en la industria ya que los beneficios empresariales, de hasta el 65%, no se reinvierten en la industria, ya que era más satisfactorio invertirlo en bolsa con beneficios del 62% anual, por lo que la bolsa acaparó todo el capital, especulación en bolsa con un sistema de adquisición de acciones a plazos, bajos tipos de interés, incremento de la masa monetaria e inflación por las nubes, un sistema bancario totalmente liberalizado que acabó corrompiéndose... Esas fueron las causas de la crisis del 29, un sistema completamente liberalizado que acabó estallando ante la incapacidad de nadie por controlarlo debido a que Hoover se había dedicado a desregular la economía. Luego encima falsea la realidad diciendo que la política de Roosevelt no ayudó a salir de la crisis, eso es completamente falso. Roosevelt accedió al poder en 1933 cuando Hoover había dado muestras suficientes de incapacidad para solucionar la crisis y tras haberla hundido más aún sin encontrar medidas correctas, con la llegada de Roosevelt en 1933 se puso inicio al fin de la crisis, y el “New Deal” fue el conjunto de medidas económicas mejor preparado para solucionar una crisis en toda la historia, devaluación del dólar, recuperó el valor adquisitivo en el sector agrícola, aumentó los salarios, redujo la jornada laboral, se reactivó la producción industrial, se ayudó a los bancos con subvenciones financieras, incremento del gasto público, directo a la construcción de obras públicas, invertir en educación, sanidad, obtención de PLENO EMPLEO, no me canso de repetir que el único sistema económico que ha conseguido el pleno empleo en el Mundo, es el keynesianismo.
En cinco años se consiguió la plena recuperación, no se que habla de 15 años, tal vez se olvide de que hubo una guerra mundial que dinamitó las economías, pero si usted conoce la historia económica, sabra que existe el llamado periodo de entreguerras, cuyo máximo esplendor se halló con la llegada de las medidas de Roosevelt a la economía, y que fue la intervención del Estado la que garantizó al creación de demanda pública que acabó impulsando la iniciativa privada.


En cuanto a lo del monopolio, volvemos a lo mismo, con su economía, existe la posibilidad de que alguien cree un monopolio comercial, con la intervención del Estado no sería posible porque al menor intento, el Estado lo pararía, e ahí la diferencia.


No es cierto señor Ocampo la crisis del intervencionismo, fue el FMI el mismo que impuso a mediados de los 60 una serie de medidas liberalizadoras a aquellos países que quisieran entrar en el organismo, no se si se acuerda usted del Plan de Estabilización de Franco. Esos fueron los primeros acordes, que junto a la intromisión de políticas neoliberales de Nixon hicieron que todo el sistema se viniera abajo, a esto hubo que sumarle lo que usted llama el deseo de maximizar el beneficio, que llevó a la OPEP a subir y subir el precio del petróleo, causando así el estallido mundial.

Creo habérselo dicho ya anteriomente, le reto a que me señale 20 años de la economía planetaria con tan buena salud como la que va desde 1950 hasta 1970, basado en un sistema económico keynesianista.
Las medidas que intentaron hacer ante la crisis fueron equívocas no lo niego, pero no porque fueran incorrectas, sino porque como usted sabrá, la economía es inestable y nadie sabe cómo y cuando se puede salir de una crisis, así pues el problema no fueron las recetas, sino el enfermo; la reacción de las autoridades económicas fue la misma que la que siguieron en 1929 y que tan buenos resultado dio, y se dejaron guiar por esas recetas, siguiendo las mismas pautas, sin embargo las causas no habían sido las mismas, ya que en 1929 hubo un descenso de los precios, sin embargo en 1973 una de las causas fue la subida de estos (por culpa del petróleo y la ambición de sus dueños), siendo así la primera vez en la historia que ante una crisis económica los precios subían y nadie, repito nadie, fue capaz ni de prevenir esa situación ni saber qué recetas aplicar para combatirlas, puesto que era una situación nueva.
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Miér 12 Ago 2009 - 21:46
Bien, han hablado 3 turnos el Sr. Ocampo y 4 el Sr. Bono. Llegados a este punto doy la palabra al Sr. Ocampo para replicar y seguidamente les pediré un ejercicio de síntesis: en primer lugar, comenten cómo ven el futuro desde el punto de vista económico, si creen que van a tener que producirse algunos cambios de modelo. Les pido que lo hagan en unas 20 líneas, visto que el tema da por mucho pero que debemos ser más concisos.

Una vez el Sr. Ocampo haya replicado y se hayan consumado los 2 turnos más por persona, se abrirá el ultimo turno de debate, donde se expondran las conclusiones.

Les agradezco el nivel del debate, que bajo mi punto de vista es muy bueno.

Sr. Ocampo, tiene la palabra.
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Jue 13 Ago 2009 - 1:09
Señor Bono no desvaríe. ¿De adonde ha sacado que el liberalismo no tiene en cuenta el desempleo? ¿De adonde ha sacado que el liberalismo no analiza el consumo, la producción y la inversión? Es el liberalismo quien le ha dado significado a todos esos conceptos. Es el liberalismo quien les dio el carácter y quien primero los estudió. No falte a la verdad.

Sobre la competencia, le reitero, ni es bonita ni es fea, es como es. Entiéndalo, la competencia es un proceso de progreso y perfeccionamiento gradual y continuo. Si el rival es mejor, tú deberás serlo más. Tan simple como eso. No busque acomplejar una relación tan natural y sencilla como esta.
El liberalismo no busca el beneficio de una persona, el liberalismo otorga el marco de libertad para que todos posean las mismas oportunidades y derechos para lograr obtener beneficios. Que el individuo logre conseguir esos beneficios no depende del sistema, depende tan solo, de las aptitudes y deseos de la propia persona.

El problema central de la crisis de 1929 fue fundamentalmente la desinformación generalizada sobre el valor real de las cotizaciones de acciones y bonos. No fue un problema de desregulación. Y aunque el gobierno hubiera estado presente como ente controlador, esa crisis se hubiera producido de todas formas. La economía es confianza señor Bono, y el quiebre de la bolsa neoyorquina no fue mas que un asunto de pánicos e inseguridades. Tan solo eso. El accionista no tenía medio de saber las cotizaciones reales de sus acciones y daba orden de venta con la esperanza de que al cierre de la operación sus pérdidas fueran soportables. Otro problema fue el de los créditos. Muchos de las acciones fueron compradas a crédito, donde las ganancias de las cotizaciones cubriría la diferencia. Cuando desapareció esta posibilidad de financiación, el comprador buscó pagar en efectivo sus deudas, lo que generó una expansión monetaria exacerbada. Ahora bien, ¿usted cree que el Estado tenía la capacidad para evitarlo? No, pues si intervenía en el mercado de valores, el propósito de éste hubiera muerto al instante, además de las nefastas consecuencias que traería a largo plazo.

Y no, el New Deal jamás dispuso un programa concreto o eficaz para mitigar el paro a través de las obras públicas. Todos los organismos burocráticos creados por Roosevelt fueron excesivamente lentos y carecían de proyectos preparados de antemano. Ninguno de esos proyectos fue comercial en el sentido de que nadie estaría dispuesto a financiarlos. Y el Estado tampoco tenía con que. Por tanto, a endeudarse, y así terminar de quebrar las cuentas financieras. Y entienda, el estado se endeudó para aliviar una situación momentánea, no para estimular al conjunto de la economía sobre proyecto de futuro.
Devaluar el dólar no hizo más que hundir al sistema monetario internacional, readeudar a los países pobres, cuyas economías ya estaban demolidas gracias al proteccionismo roosveltiano que usted defiende.

El crecimiento acelerado a partir de 1950 debe ser interpretado como un movimiento de recuperación, no como un éxito de modelos económicos. Europa occidental debía recuperar desarrollos que habían sido aplazados por las dos guerras mundiales y la crisis económica mundial. Se acababa de salir de catástrofes exógenas a los parámetros normales, catástrofes que por cierto, habían dejado por el suelo a las economías de los países verdaderamente industrializados. Y la escasez de fuerza de trabajo, la creciente productividad y eficiencia laboral y una agricultura e industria que se encontraba sumida en un proceso de fuerte expansión dieron el empujón para que la economía pudiése crecer.

El keynesianismo lo único que planteó, fue crear empleo por el mero hecho de crearlo. Un fallo total desde la perspectiva de estrategia económica que ustedes dicen defender. Y es muy simple de comprenderlo, al keynesianismo no le importa que el empleo sea barato, eficiente, productivo y beneficioso, todo eso es para el “modelo del Estado” una cuestión menor.
La conclusión de todo esto no fue otra que la reducción del ahorro privado, menos inversión emprendedora y más desgaste productivo.

Sin embargo, algo que sí entendieron los estatistas era que una situación así llevaría al colapso del crecimiento. ¿Y sabe que señor Bono? no hicieron nada al respecto. La administración Kennnedy continuó buscando estimular la demanda desde el Estado, con el objeto de incrementar la producción. Ninguna de esas medidas tuvo efecto. Y para 1968, la administración demócrata de Johonson comenzó a ver los resultados inquietantes de todas esas políticas: el empeoramiento de la balanza de pagos, causado por los déficits constantes, el freno en la producción y el alza de precios.
En Europa, mientras tanto, la ficticia y artificial explosión salarial de 1969 produjo indefectiblemente la aparición de estrangulamientos en el mercado laboral y un alza de precios que fragmentó al propio mercado interno.
El Estado buscaba solucionar los problemas, que él mismo había causado, profundizando las mismas políticas que causaron dichos problemas. Conclusión, señor Bono, un recalentamiento de la economía global como nunca antes se había visto.
Todo esto, mas los problemas que surgían del dólar, las presiones de la OPEP y el estancamiento del comercio mundial, gracias a su ponderado proteccionismo, transformaron al descripto recalentamiento en una verdadera recesión, que no tardo en convertirse en una auténtica crisis económica. Este estancamiento económico se sumo a la inflación, y allí el keynesianismo cavó su propia tumba, dando origen a un concepto que hasta entonces ni siquiera existía, la estanflación. ¿Cómo actuó el Estado hacedor, invencible y todopoderoso? En realidad, ningún keynesianista sabía como actuar. Por lo que una vez más experimentaron con la economía y aplicaron medidas fiscales de tipo deflacionistas, que al margen de su fracaso para controlar los precios, ahondaron la regresión y generaron un nivel de paro espectacular.

Señor Bono, el keynesianismo fracasó y a diferencia de las crisis anteriores que fueron tratadas con intervencionismo y mas Estado -métodos que, desde luego, exhibieron una feroz ineficacia, extendiendo las crisis por muchos años mas- la del ’70 fue solucionada en menos de 2 años con el retorno de la iniciativa privada, el comercio desregulado y el mercado libre.
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Jue 13 Ago 2009 - 16:36
Gracias, Sr. Ocampo. Ahora tienen un turno cada uno para comentar cómo ven el futuro desde el punto de vista económico, si creen que van a tener que producirse algunos cambios de modelo. Les pido que lo hagan en unas 20 líneas.

Tiene la palabra el Sr. Bono.
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Jue 20 Ago 2009 - 20:24
FDP: Siento mucho la espera, de verdad, disculpad. Cumplo con lo de las 20 líneas...

DDP: En cuanto al futuro de la economía, le seré sincero, la veo mal, muy mal, y el motivo no es otro que el que si continuamos con este modelo de economía neoliberal, que todo lo explota, que a todo trata de sacarle su jugo, un modelo donde no importa el ciudadano, un modelo donde no importa el trabajador, un modelo basado en el beneficio, conseguir lo máximo por encima de todo, el hacerse rico, etc. con este modelo no vamos a llegar a nada, sólo conseguiremos el fin de la sociedad, el fin de los valores de respeto mutuo, tolerancia, paz, todo ello dará paso a una sociedad compulsiva, donde cuanto más se tiene más se desea, donde para conseguir algo no importa si hay que pasar por encima de otros.... y parece muy utópico pero no es así. Este modelo económico no es un modelo solidario, es un sistema que pretende campar a sus anchas confiado en que un tal "Dios" desde arriba lo corrija todo y lo recoloque todo... pero no es así, está demostrado que necesitamos de organismos y administraciones que regulen este sistema económico, entidades que velen por nuestra seguridad, instituciones que hagan valer los principales valores de una sociedad.

Debemos de poner fin a la especulación que ha creado este modelo liberal donde no se controla nada ni a nadie, que ha dado lugar a las mayores crisis económicas de la historia, ya ocurrió en 1929 y volvió a ocurrir en el 2008, y por qué determinada gente no quiere cambiar este modelo, pues porque cuando hay una de estas crisis, ellos son los últimos que la sufran, para ellos será una situación para tomar aire y enseguida continuar con el avasallamiento de la economía mundial, estas crisis las sufren quienes menos tienen y quienes menos han contribuido a provocarlas, es una situación de injusticia total, pero los magnates que pretenden controlar la economía no quieren cambiar el sistema, porque viven muy bien, porque continúan enriqueciéndose a costa del resto.

Es por ello que nosotros proponemos el progreso, avanzar hacia una sociedad más educada, donde prime el ser humano y no el dinero, donde retome importancia el pequeño empresario o comercio y no las grandes potencias o multinacionales, avanzar hacia una economía mediana si, pero fuerte, estable y segura, que aporte seguridad a grandes pero sobretodo a pequeños a los que menos recursos tienen para defenderse, es a esos a los que debemos proteger.
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Jue 20 Ago 2009 - 22:30
Al presente vivimos con marcos regulatorios y pseudo intervenciones que enriquecen a los Estados y empobrecen a sus ciudadanos. Hoy vivimos en un mundo donde el comercio no es verdaderamente libre y donde generalmente la actividad económica es tutelada por el todopoderoso Estado. Hoy vivimos en un mundo donde el gobierno se interpone y controla, y las crisis continúan y se extienden.
De esta forma, jamás podremos tener un futuro sostenible. Pues un futuro con más regulación, será un futuro con menos iniciativa, con menos innovación y finalmente con más dificultades.

Para forjar un futuro ideal debemos confiar en que podremos enfrentar cualquier adversidad. Y la economía es confianza, y la confianza se logra con estabilidad y seguridad, que a su vez son resultados naturales de la libertad. Ése es el rumbo que debemos seguir, debemos profundizar el modelo de la libertad, debemos ahondar en la consolidación de un sistema económico que prime a las personas y sus relaciones con otras. Un futuro donde el Estado se mantenga en su sitio, y sea nuestro servidor y no nuestro propietario.

Si apostamos a la reducción tributaria progresiva, eliminación de subsidios, flexibilización en el mercado laboral, superávit fiscal y libre comercio, que nos han demostrado que fortifican a un país, mejoran la calidad de vida de sus ciudadanos, proporcionan crecimiento sustentable y otorgan mayores oportunidades, en conjunto con procesos serios de producción, quitando bajo un medio gradual las asfixiantes barreras aduaneras y fomentando al desarrollo y a la ampliación de nuevos elementos financieros y de transacción de capitales que posibilitarán mas inversiones, podremos verificar con firmeza un real cambio en la macroeconomía, y orientarla a una verdadera distribución de la riqueza y a un futuro luminoso sin manoseos y ligado siempre a la plena libertad.
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Sáb 22 Ago 2009 - 16:24
Gracias a los dos. Ha sido un debate interesantísimo que próximamente publicaremos en Interviú. Saludos.
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